Los nuevos avances biomoleculares permiten analizar los aromas que se conservan en artefactos y elementos arqueológicos de épocas pasadas
Según informa la agencia SINC, un equipo de científicos alemanes quiere utilizar esta nueva información para descubrir nuevos aspectos del mundo antiguo, de nuestras sociedades y de la evolución como especie.
El olor siempre ha sido un componente integral de la experiencia humana, pero hasta ahora, el pasado ha permanecido en gran medida sin su presencia. La mayoría de los olores proceden de sustancias orgánicas que se descomponen rápidamente, lo que deja pocas evidencias para que los arqueólogos los investiguen miles de años después.
Revivir los olores antiguos
Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (Alemania) está buscando nuevas formas de revivir los paisajes olfativos del pasado y utilizar el olor para estudiar la experiencia, el comportamiento y la sociedad de la antigüedad.
Comprender la dimensión sensorial de la historia de la humanidad y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, como los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina, el comercio y el intercambio. Sin embargo, como el olor forma parte de la forma en que experimentamos, entendemos y navegamos por el mundo, los olores antiguos también pueden aportar información sobre aspectos más generales del pasado, desde la jerarquía y las prácticas sociales hasta la identidad de grupo.
Nuevos y potentes enfoques biomoleculares
Al aprovechar los nuevos y potentes enfoques biomoleculares y ómicos −que permiten estudiar un gran número de moléculas, implicadas en el funcionamiento de un organismo−, y al vincular los nuevos datos con la información de los textos antiguos, las representaciones visuales y los registros arqueológicos y medioambientales más amplios, los investigadores pueden revelar nuevos aspectos del pasado, de nuestras sociedades y culturas cambiantes y de nuestra evolución como especie.
Los autores del nuevo artículo esperan que una mayor investigación sobre los ricos ‘paisajes olfativos’ del pasado permita conocer los mundos sensoriales de antaño y las diversas formas en que las personas han captado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.