La mayoría de los europeos que han probado los cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos) son jóvenes, fumadores actuales o personas que recientemente han tratado de dejar de fumar tabaco normal,según concluye un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, publicado en ‘Tobacco Control’.
Estos cigarrillos, que funcionan con baterías, han generado controversia ya que no se sabe mucho acerca de los potenciales riesgos para la salud o si ayudan a los fumadores a dejar el hábito tabáquico.
«Como los cigarrillos electrónicos representa un mercado emergente en el que la industria tabacalera ha invertido ampliamente, es necesario identificar a los subgrupos de la población que pueden utilizarlos y las posteriores implicaciones que esto podría tener en la salud pública», afirma Constantino Vardavas, científico senior de investigación en el Centro de HSPH para el Control Mundial del Tabaco (CGV) en el Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento.
«Estos nuevos resultados demuestran que millones de personas, entre ellas muchos jóvenes y fumadores que intentan dejar el tabaco, están probando los cigarrillos electrónicos, lo que pone de relieve la importancia de la evaluación de sus potenciales daños y beneficios», agrega este investigador.
Entre los fumadores, es más probable el consumo de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes de 15 años en comparación con los fumadores de mayor edad y los grandes fumadores (6 o más cigarrillos por día) en comparación con los poco fumadores (5 o menos cigarrillos diarios). Además, el estudio revela que los fumadores pueden haber probado los cigarrillos electrónicos como dispositivos para dejar de fumar.
Los autores del trabajo vieron que uno de cada cinco fumadores actuales (20,3 por ciento), uno de cada 20 exfumadores (4,4 por ciento) y uno de cada 100 (1,1 por ciento) de los que nunca han fumado han probado los e-cigarrillos al menos una vez. Extrapolando los datos, creen que, en 2012, más de 29 millones de adultos europeos habían probado los cigarrillos electrónicos, a su juicio, un número asombroso, teniendo especialmente en cuenta de que era antes del importante auge de esta industria.