La planta de Biorresiduos de Colmenar Viejo tendrá un tamaño similar al campo de fútbol y producirá energía para 30.000 personas

La futura Planta de Tratamiento de Biorresiduos de Colmenar Viejo ocupará menos superficie que el campo de fútbol Lorenzo Rico. Sin embargo, su impacto medioambiental positivo será notable: transformará los desechos orgánicos de hogares y empresas en energía limpia para abastecer a unas 30.000 personas al año. Con solo 6.200 metros cuadrados de superficie, esta novedosa instalación pone el foco en la eficiencia, la innovación tecnológica y respeto por el entorno.

Una planta compacta y eficiente
El proyecto, impulsado por PreZero España y Enagás Renovable, ha sido diseñado para tratar hasta 75.000 toneladas de residuos orgánicos al año y producir cerca de 60 GWh de energía renovable. La clave de su reducido tamaño radica en un cambio sustancial respecto al modelo inicial: la eliminación de la nave de compostaje. En lugar de producir compost, el subproducto del tratamiento —conocido como digestato— se someterá a un proceso de pasteurización que lo convertirá en un material apto para uso agrícola.

Esta sustitución no solo optimiza el espacio, sino que también reduce los costes de mantenimiento y el impacto ambiental de las instalaciones. El resultado es una planta más compacta, más limpia y mejor integrada en su entorno natural y urbano.

Más pequeña que un campo de fútbol
Las dimensiones de la planta sorprenden por su modestia: con sus 6.200 m², es más pequeña que el terreno de juego del Lorenzo Rico (6.600 m²) y dieciséis veces menor que la Ciudad Deportiva Juan Antonio Samaranch, que supera los 100.000 m². Incluso comparada con otras infraestructuras locales, como la estación depuradora de Navarrosillos (28.300 m²), la nueva planta queda muy por debajo en superficie, reafirmando su carácter discreto y sostenible.

El diseño compacto no resta funcionalidad. Al contrario, refleja un esfuerzo por reducir el impacto visual y garantizar un aprovechamiento eficiente del terreno, cumpliendo con los estándares más exigentes de sostenibilidad.

Del residuo al recurso: cómo se transforma la materia orgánica
El corazón del proceso se basa en la digestión anaerobia, un sistema natural que permite que los microorganismos descompongan los residuos orgánicos en ausencia de oxígeno. Este proceso genera biogás, que posteriormente se purifica hasta obtener biometano, un gas renovable con las mismas propiedades que el gas natural.

El biometano resultante se inyectará directamente en la red de distribución, sin necesidad de transporte adicional, lo que evita emisiones derivadas del traslado. De este modo, los residuos domésticos se convierten en una fuente local de energía, cerrando el ciclo de manera circular y sostenible.

Control del olor: una prioridad tecnológica
Uno de los aspectos más delicados de cualquier planta de tratamiento de residuos es la gestión de los olores. En este caso, el diseño incorpora sistemas de biofiltrado y carbón activo capaces de eliminar hasta el 99 % de los compuestos odoríferos. Las áreas de descarga y tratamiento estarán equipadas con un sistema de doble esclusa y trabajarán en depresión, es decir, el aire entra, pero no sale al exterior.

Estas medidas garantizan que las operaciones se realicen sin molestias para los vecinos, un punto especialmente sensible en proyectos de este tipo. La planta busca integrarse de forma armónica en el entorno, minimizando cualquier impacto perceptible.

Energía limpia con sello local
La energía producida a partir de los biorresiduos tendrá múltiples aplicaciones: podrá emplearse en viviendas, industrias y vehículos, contribuyendo a reducir la dependencia de combustibles fósiles y las emisiones de CO₂. Se estima que los 60 GWh generados anualmente equivalen al consumo energético de casi 30.000 personas, lo que representa un avance significativo en la transición energética de la región.

Además, el traslado de los residuos seguirá el recorrido habitual hacia el vertedero de Colmenar Viejo, lo que evita nuevas rutas y molestias añadidas. La diferencia es que, a partir de ahora, ese mismo trayecto se convertirá en una ruta circular de aprovechamiento sostenible.

Una apuesta por la calidad, no por la cantidad
Para Sergio Cabellos, director de la Zona Centro de PreZero España, la clave del éxito está en la excelencia: “La tecnología actual nos permite poner en marcha iniciativas de mucha calidad que aseguran un impacto positivo desde un punto de vista económico, social y medioambiental. No queremos hacer muchos proyectos, queremos hacerlos muy buenos.”

Por su parte, José Luis Martínez, gerente de Desarrollo de Negocio de Biometano en Enagás Renovable, subraya el valor humano y territorial del proyecto: “Contamos con la tecnología y la experiencia necesarias para desarrollar proyectos sostenibles que se integran en el entorno y generan valor para las personas. Queremos aprovechar los residuos del entorno de forma responsable, avanzando hacia un futuro de residuo cero.”

Una referencia de sostenibilidad para el norte de Madrid
La planta de Colmenar Viejo se alinea con las mejores prácticas internacionales del sector, marcando un antes y un después en la gestión de residuos en la zona norte de Madrid. Su puesta en marcha representa un paso firme hacia una economía circular real, en la que los residuos dejan de ser un problema para convertirse en una oportunidad.

Este modelo de tratamiento local y sostenible podría convertirse en un referente para otros municipios, demostrando que el progreso tecnológico puede convivir con la calidad de vida de los vecinos y la protección del medio ambiente.

Paula de Marcos Aragón
Paula de Marcos Aragónhttp://www.cronicanorte.es
Paula de Marcos Aragón, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Algete. Es redactora en Crónica Norte desde 2021.

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