Desde el 6 de julio, la polifacética artista italiana Raffaella Carrà, fallecida en julio del pasado año, cuenta con una plaza en Madrid
Una placa de nueve azulejos con la imagen a color de Raffaella Carrà, obra del pintor Ángel García Pinto, recuerda a la artista con sus característicos flequillo y melena rubia. Es el homenaje que Madrid ha querido rendirle a la artista italiana, fuertemente vinculada a España y a la capital, donde desarrolló buena parte de su carrera profesional. Lo hace, además, al cumplirse el primer aniversario de su fallecimiento y coincidiendo con la celebración del Orgullo, unas fiestas en las que Carrà fue reconocida como Icono Gay Mundial y reina del Orgullo en el World Pride celebrado en la capital en 2017.
El Pleno del distrito de Centro celebrado en octubre del pasado año, acordó por mayoría de los grupos políticos municipales realizar este homenaje con el objetivo de visibilizar y mantener viva la memoria de esta cantante, compositora, presentadora, bailarina, actriz y coreógrafa. Dicho acuerdo fue ratificado posteriormente por la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid.
Fuertes vínculos con la ciudad y con el país
Raffaella María Roberta Pelloni, natural de Bolonia (Italia), nació en 1943 y falleció el 5 de julio de 2021. Su apellido artístico, Carrà, se lo debe al director de cine y guionista italiano Dante Guardamagna, un gran aficionado a la pintura que la ‘rebautizó’ como Carrà en alusión al pintor Carlo Carrà, líder del movimiento futurista que floreció en Italia a principios del siglo XX.
Gracias a sus estudios de danza y cine, empezó desde muy joven a tener contacto con la gran pantalla, pero no fue hasta 1975 cuando hizo su primera aparición en las pantallas de televisión españolas y pronto conduciría el programa La Hora de Raffaella, haciendo de nuestro país y la ciudad puertos en los que siempre recalar. Lo hizo de nuevo a principios de la década del 2000 con Hola Raffaella, donde terminó de conquistar el corazón de los españoles y particularmente de los madrileños que no dudaron, nada más conocer su muerte, en hacerle un hueco permanente en la ciudad.