Un estudio psiquiátrico publicado en el último ejemplar de la revista JAMA Psychiatry revela que el factor genético puede ser determinante en la formación de una pareja, sobre todo si el parecido se refiere al tipo de trastorno psiquiátrico que tiene cada uno de sus miembros.
Los investigadores del Instituto Karolinska en Suecia, responsables del estudio publicado en el último ejemplar de la revista JAMA Psychiatry, observaron y analizaron a 707.263 personas de nacionalidad sueca que al menos tenían una enfermedad psiquiátrica: Trastorno de déficit de atención e hiperactividad, esquizofrenia, trastorno bipolar, ansiedad y depresión, trastorno obsesivo compulsivo, autismo…
El estudio también se centró en analizar a individuos con dolencias físicas como la diabetes, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide y otras, todas ellas relacionadas de algún modo con la herencia genética. Finalmente, por cada persona afectada con alguna de estas dolencias físicas o psicológicas, se incluyeron a cinco sujetos no afectados como control.
No siempre los polos opuestos se atraen…
A partir de ahí, los investigadores observaron los affaires románticos que se produjeron entre este grupo de personas y que fueron más allá de los 18 meses. Así, observaron que las personas con trastornos psiquiátricos eran más propensos a juntarse con alguien que también tenía un trastorno psiquiátrico, y la probabilidad era más alta en el caso de que ambos compartieran la misma enfermedad.
“En los pocos estudios que han examinado las relaciones de pareja asociadas con el tipo de diagnósticos, los métodos se han basado generalmente en pequeñas muestras de voluntarios o en informes realizados personalmente por las propias parejas” nos cuenta Ashley Nordsletten, neurocientífica responsable del estudio. Éste, sin embargo, contenía personas con diagnósticos clínicos de todos los ámbitos, y se hizo trabajando con historias clínicas anónimas y en condiciones psiquiátricas que variaban en función de la edad de inicio, la naturaleza y gravedad de los síntomas, así como la prevalencia de la población”.
¿Es posible la transmisión genética de los trastornos?
El criterio de los responsables del estudio para determinar si las relaciones eran exitosas o no, más que la felicidad, era la fertilidad. Debido a que la mayoría de parejas en Suecia prefieren irse a vivir juntas en lugar de casarse legalmente, el nacimiento de un niño era casi el único camino viable para determinar si las parejas eran realmente estables. Así, teniendo en cuenta que el enfoque de este estudio está centrado en personas que se han unido teniendo similares trastornos psiquiátricos de tipo genético, el futuro psiquiátrico de esos niños se plantea como una cuestión interesante.
La idea de que las personas con ciertos problemas psiquiátricos que tienen hijos podrían perpetuar o aumentar la incidencia de estos trastornos no es nueva. Ashley Nordsletten, neurocientífica responsable del estudio, espera que su investigación ayude a aclarar de qué manera estos trastornos se transmiten de padres a hijos. Eso significa que el siguiente paso es ver cómo los diagnósticos de los padres se ponen de manifiesto en sus genotipos: “Seguir trabajando con los hijos de estas personas sería una forma natural de continuar el trabajo“, concluye Nordsletten.