La globalización de la economía llevó a que a lo largo del siglo pasado se invirtiera la tendencia de degradación de los bosques templados frente a los bosques tropicales. El pasado 26 de junio se celebró el Día Internacional de la Preservación de estos bosques, y muchas organizaciones han reinvindicado su situación.
Cada 26 de junio, desde 1999, se celebra el Día Internacional de la Preservación de los Bosques Tropicales con el objetivo de promover acciones sostenibles y armónicas con el ambiente mediante el manejo adecuado de los bosques.
Los bosques tropicales se distribuyen en tres grandes regiones: América Central y del Sur, África Occidental y Central y Sudeste asiático; cubren en torno al 6% de la superficie terrestre, pero albergan entre la mitad y las tres cuartas partes de las especies de fauna y flora del planeta.
En muchos casos, una pequeña parcela de bosque tropical contiene más especies de plantas que la mayor parte de los países templados.
El delta del Mekong, Borneo o la cuenca alta del Amazonas son escenario de descubrimientos continuos de especies desconocidas para la ciencia. La avifauna de Costa Rica, con una superficie comparable a la de Aragón, tiene una avifauna muy superior a la de toda Europa, y Ecuador, con la mitad de superficie que España tiene el triple de especies de aves.
Esta enorme e inexplorada riqueza está desapareciendo a marchas forzadas. La globalización de la economía llevó a que a lo largo del siglo pasado se invirtiera la tendencia de degradación de los bosques templados frente a los bosques tropicales, en un principio para la explotación de la madera, pero en seguida para dar paso a pastos y a cultivos industriales, como la soja y, sobre todo, la palmera de aceite, según explica la organización SEO/Birdlife.
Cada año desaparecen siete millones de hectáreas, una superficie como la de Castilla-La Mancha, o, lo que es lo mismo, un campo de fútbol cada cuatro segundos.