Hasta el 14 de agosto, el Museo El Caserón expone una parte de la colección de ‘tapones corona’, popularmente conocidas como chapas, de Antonio Pulido, compuesta por más de 26.000 unidades diferentes y procedentes de todo el planeta.
«Su variedad de colores, de imágenes o la historia del objeto (dónde la encontré, quién me la cambió o regaló) han sido, entre otros, los alicientes para introducirme de lleno en esta apasionante faceta del mundo del coleccionismo», cuenta este nada compulsivo, pero pertinaz, coleccionista de chapas.
Todas las chapas se encuentran clasificadas y ordenadas por países.
Los domingos, en la Plaza Mayor, exactamente en la esquina con Felipe III, Antonio Pulido y otros «locos» del coleccionismo forman un corro e intercambian chapas: las que les dan o las que han encontrado en su último viaje; en una calle de La Haya, bajo la noria del Prater vienés, en los márgenes del Danubio en Budapest, en la ciudad-balneario de Karlovy Vary (República Checa), en la Plaza del Ayuntamiento de Bruselas o en algún bazar de Tetuán.
Los amigos y familiares de Antonio también han contribuido en gran manera a que su colección haya crecido hasta alcanzar la mareante cifra de 26.000 chapas y todas diferentes y procedentes de todo el planeta.
[calameo code=00000211789a367adf163 width=640 height=380]