Las plantas podrían jugar un papel mucho menos importante en la reducción de CO2 de lo que se pensaba

Los modelos climáticos actuales incluían una hipótesis que indicaba que la biomasa de las plantas y el carbono del suelo aumentarían de forma conjunta a lo largo de este siglo. Ahora, un estudio publicado en Nature asegura que las plantas y el suelo no podrán absorber a la vez más CO2, con consecuencias climáticas

Los modelos climáticos predicen que, a finales de siglo, con el aumento de las concentraciones de CO2, las plantas crecerán más que actualmente. Esto hará que absorban el dióxido de carbono y ayudará a ralentizar la crisis climática global.

Los científicos consideran que ese aumento en el crecimiento de las plantas también conlleva un aumento en el almacenamiento de carbono del suelo.  Esto se debe a una hipótesis de los años 70 en la que se asumía que el carbono en el suelo aumenta de forma proporcional y directa con el crecimiento vegetal.

Sin embargo, un estudio basado en datos empíricos de experimentos, en el que participa el investigador César Terrer de la Universidad de Stanford, e investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental (ICTA-UAB), demuestra que cuando la biomasa aumenta, el incremento en el carbono del suelo disminuye. “Es difícil hacer una estimación del impacto del hallazgo en los modelos climáticos. Lo que sí parece claro es que el hecho de que los modelos no incorporen esta relación negativa entre el carbono de plantas y suelo está sobreestimando el almacenamiento de carbono en suelos forestales”, explica.

Esto se debe a que las plantas extraen del suelo los nutrientes que necesitan para mantener ese extra de crecimiento impulsado por el carbono. La extracción de los nutrientes adicionales requiere acelerar la actividad microbiana del suelo, lo que conlleva la liberación de CO2 de nuevo a la atmósfera que, de otro modo, permanecería en el suelo

El almacenamiento de carbono en los suelos

Los autores llegaron a esta conclusión después de analizar los datos de 108 experimentos publicados anteriormente sobre los niveles de carbono del suelo, el crecimiento de las plantas y las altas concentraciones de CO2 en el aire.

Solo acumulaban más carbono en aquellos experimentos donde el crecimiento de las plantas se mantuvo bastante estable, a pesar de los altos niveles de carbono en la atmósfera. Las plantas y los suelos juntos absorben actualmente un 30 % del CO2 emitido por las actividades humanas al año. Predecir cómo cambiará la porción subterránea de este sumidero de carbono en las próximas décadas es especialmente importante porque el carbono absorbido por el suelo tiende a permanecer allí durante mucho tiempo. “Cuando una planta muere, parte del carbono que se acumuló en su biomasa puede regresar a la atmósfera, contribuyendo de nuevo al calentamiento global. En los suelos, el carbono se puede almacenar durante siglos o milenios”, explica Terrer.

Llegar a emisiones cero

En 2019, el investigador publicó en la revista Nature Climate Change otro estudio en el que se estimaba que duplicar el CO2 atmosférico desde los niveles preindustriales, como se espera para fines de este siglo, aumentará la biomasa de las plantas en un 12 % de media. Esto suponía tres veces menos de lo estimado anteriormente. En otras palabras, es probable que las plantas jueguen un papel mucho menos importante en la reducción de carbono de lo que se creía.

En opinión del científico, la principal herramienta para frenar el calentamiento global es frenar las emisiones de CO2 hasta llegar a cero. “Esto ha de complementarse con la optimización de la capacidad de los ecosistemas para absorber CO2 de forma natural, incluyendo la protección de los ecosistemas frente a la deforestación, degradación o fuego. El objetivo es que tanto plantas como suelos puedan operar a máximo rendimiento para absorber CO2”, dice el científico.

CO2

La investigación indica que los pastizales pueden absorber cantidades inesperadamente grandes de carbono en las próximas décadas. En un escenario en el que el CO2 atmosférico duplica los niveles preindustriales, los investigadores estiman que la absorción de carbono en los suelos de los pastizales aumentará un 8%, mientras que la absorción de carbono por los suelos forestales se mantendrá prácticamente neutra. Eso sucede a pesar de que el enriquecimiento de CO2 da un mayor impulso a la biomasa en los bosques (23 %) que en los pastizales (9 %), en parte, porque los árboles asignan bajo tierra una porción relativamente pequeña del carbono que absorben.

Prácticas agrícolas más sostenibles, como no labrar, compostaje, rotaciones, cultivos de cobertura y mayor biodiversidad (con la inclusión de legumbres que añaden nitrógeno al suelo de forma natural) aumentarían el carbono en el suelo. “Garantizar unos suelos ricos en carbono es la mejor estrategia para mantener los suelos fértiles y así poder alimentar a una población creciente, mientras se contribuye también a frenar el cambio climático”, concluye.

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