Sudoración, escalofríos, latidos irregulares del corazón, náuseas y ansiedad extrema son algunos de los síntomas de aquellos que tienen esta fobia. Sin embargo, con una terapia conductual es posible acabar con ella.
En todos los medios de comunicación y en las redes sociales siempre se habla más de perros que de gatos. También, se llevan a cabo más investigaciones para estudiar a los canes que a los felinos. Sin embargo, entre la población, la división entre perros y gatos es muy latente.
Hay quien no puede vivir sin perros, que los adora y necesita siempre tener uno en casa para hacerle compañía, para sacarle a pasear, jugar con él etc. Pero, en el polo opuesto, está quién no puede vivir sin su gato, sin los mimos que este le da o sin las actuaciones a veces tan cómicas que tienen los felinos. Y luego, hay ciertas personas a las que les dan miedo estos animales, los gatos. ¿Eres uno de ellos? pues esto te interesa porque tu fobia tiene nombre.
Si cada vez que ves un gato tienes ganas de echar a correr por la ansiedad que te produce tenerlo cerca quizá sufres ailurofobia, o lo que es lo mismo, el miedo a los gatos de toda la vida.
Sudoración, escalofríos, latidos irregulares del corazón, náuseas y ansiedad extrema son algunos de los síntomas que pueden acompañar a los pacientes con esta condición. Además, aquellos que tienen asociaciones supersticiosas o sobrenaturales con los gatos también pueden padecer ailurofobia, pues creen, aparte de que les pueden morder o arañar, que los gatos traen mala suerte.
¿Qué puedo hacer si padezco esta enfermedad?
Los tratamientos para ailurofobia general se centran en la terapia conductual, diseñada para desensibilizar al paciente para que no experimente miedo paralizante cuando se encuentra un gato. Esta terapia puede ser abordada desde una variedad de maneras, ya que veces los pacientes necesitan trabajar con varios terapeutas. Aunque es cierto que, en casos extremos, los medicamentos también pueden utilizarse para gestionar las respuestas fisiológicas que intervienen en la fobia para mantenerlo calmado mientras se utilizan técnicas terapéuticas.
Y no hace falta alarmarse porque incluso algunos ex ailurófobos se llegan a convertir en amantes de los gatos -o simplemente llegan a un nivel de comodidad con los gatos que les permite funcionar en la sociedad-.