No hemos aprendido la lección del ‘Prestige’. Es lo que lamenta SEO/Birdlife en un comunicado en el que explica por qué se han equivocado las autoridades con el protocolo adoptado ante el barco ruso que se hundió la madrugada del martes al miércoles cerca de Gran Canaria y que supone un grave riesgo para el medio marino. El navío hundido cuenta con 1.500 toneladas de combustible en su interior.
Asociaciones ecologistas como Greenpeace o SEO/Birdlife ya advirtieron de que alejar de la costa el pesquero de bandera rusa Oleg Neydenov no era la solución, pues en el caso de hundirse podría producir vertidos.
El barco se incendió cerca de las costas de Gran Canaria y ayer se hundió a 2.400 metros de profundidad. Por el momento no se ha detectado ningún vertido importante, pero un avión de Salvamento Marítimo detectó el miércoles 15 restos de combustible cerca de la zona del hundimiento. Los grupos ecologistas temen que se produzca un vertido como el del Prestige, ya que el casco del navío está dañado y puede no soportar la presión de la profundidad. El barco lleva 1.500 toneladas de combustible a bordo.
Maniobra equivocada
Estos grupos critican la maniobra de remolque del pesquero mar adentro y después de nuevo hacia la costa cuando el incendio ya estaba controlado. Estos traslados pueden haber sido los causantes del hundimiento.
El hundimiento se ha producido en una zona de gran profundidad, a unos 2.400 metros, por lo que el control del posible vertido es limitado. Aunque el riesgo para la costa no es demasiado alto, los expertos advierten del impacto sobre el medio pelágico (alta mar). Y estos daños cuestan más de percibir que los que se producen en la costa.
El olvido del Prestige
Desde SEO/Birdlife critican que, a 13 años desde la catástrofe del Prestige, todavía no se hayan creado puertos refugio cerca de los grandes puertos comerciales. Además, se sigue aplicando el mismo protocolo que se siguió con el Prestige: alejarlo de la costa. Y es que son muchos que entienden que un vertido en alta mar no es peligroso. Sin embargo, los vertidos en alta mar son difíciles de controlar y de predecir hacia qué dirección se trasladarán.
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