¿Por qué se celebra la Fiesta del Pulpo en O Carballiño, en el interior de Galicia? Descubre su historia

El pulpo, alma de Galicia: O Carballiño celebra su fiesta más sabrosa entre tradición, fe y toneladas de sabor

Más de medio siglo de historia, 50.000 visitantes y una olla gigante para el ritual gastronómico más icónico de Ourense. La Fiesta del Pulpo de O Carballiño es mucho más que una cita culinaria: es cultura, folklore y una muestra viva del alma gallega.

Un ritual gallego que nació de la fe y se convirtió en fiesta nacional

O Carballiño, un pequeño municipio de la provincia de Ourense, se transforma cada mes de agosto en el epicentro mundial del pulpo a feira. Lo que comenzó como una sencilla comida campestre en los años cuarenta, organizada por los vecinos tras la misa dominical, ha evolucionado hasta convertirse en una celebración de interés turístico nacional que atrae cada año a más de 50.000 personas.

El origen de la Fiesta del Pulpo está íntimamente ligado a la historia religiosa del municipio. Durante décadas, miles de fieles acudían al santuario de la Virgen de la Saleta, y tras la misa, era habitual compartir comida en familia bajo los árboles del parque municipal. En aquella época, el pulpo ya era un manjar típico traído desde las costas gallegas por los “pulpeiros” de Melide, especialistas en su preparación tradicional. Con el tiempo, aquella costumbre de comer al aire libre fue tomando cuerpo hasta consolidarse como una fiesta propia, con nombre, fecha fija y proyección internacional.

LLEGADA DEL PULPO AL INTERIOR, DE DIEZMO A FIESTA:

Para llegar al origen y momento actual de fiestas y al oficio de “pulpeiras” y “pulpeiros”, claramente desde un punto de vista socio-gastronómico, es necesario remontarse a la vida religiosa del siglo XII en el municipio de Cea en Ourense, en donde se sitúa el llamado “Escorial Gallego”, un monasterio cisterciense desde el 1140, anteriormente fundado por monjes benedictinos en 1137, llamado Santa María de Oseira.
Gracias a la rigurosa documentación de los propios fundadores de esta orden, tenemos constancia de todo lo acontecido en aquellos tiempos, tiempos en los que el poder de religiosos y nobles decidían el destino del resto, a ello podemos sumar la versión oral popular sobre el origen y arraigamiento de una cultura alrededor del Pulpo.


De aquí surge el nombre de un noble, Diego Arias, figura relevante en la historia de la exaltación del pulpo. Este noble valiente capitán y servidor de la reina Doña Urraca, recibe de la corona, por sus leales servicios, el Coto de Marín, allí retirado paso la mayor parte de su vida, hasta que apenado por la muerte de su esposa, busca sosiego y libremente se ordena monje en este monasterio hacia el 1150, renunciando a todos sus bienes como la orden del Císter obliga, pasando a ser de la abadía de Oseira, con todo lo que ello implica.

Poco después el caballero arrepentido entra en un largo litigio para recuperar sus bienes, sin éxito patek philippe aquanaut replica, siendo confirmado por el mismo rey Alfonso VII, que certifica la pertenencia de la parroquia costera a Oseira.
Así los monjes cistercienses recibían de los aparceros de los pueblos costeros los pagos por el usufructo de las numerosas propiedades pertenecientes al monasterio (casas, cortiñas, viñas, ….) no sólo en dinero (reales, maravedíes, ducados), sino también en especies (cereales, ganado, vino o pesca), entre los que se usaba el Pulpo. Siendo entonces este cefalópodo poco valorado gastronómicamente, sus posibilidades de conservación en seco, semi-seco o curado lo hacían una parte importante para los pagos comerciales y diezmos* a la iglesia.
*(Diezmos Eclesiásticos, que en la etimología cristiana primitiva era la décima parte de los frutos dados en ofrenda por los fieles a Dios, con referencia simbólica a los diez mandamientos).

Otro factor importante a tener en cuenta, es el interés de los monjes sobre la comarca costera, para las épocas de Adviento y Cuaresma, en donde el abastecimiento de pescado era necesario, al no poder comer carne, por ello hacia el año de 1583 (siglo XVI) para estas épocas eclesiásticas, se establecieron en el puerto de Marín precios más bajos para el consumo y venta de pescado fresco como congrio y merluza, entre los que se incluyó el pulpo.
Siendo grandes cantidades de Pulpo el tributo que recibían los monjes de sus aparceros costeros, comenzaron a repartir el sobrante entre sus feligreses carballiñenses, para consumo personal y venta, naciendo así el “Pulpo á Feira”, arraigada costumbre, creando un colectivo profesional dedicado a la adquisición directa, transporte y venta preparada del Pulpo en fiestas y ferias, llegando hasta nuestros días el antiguo oficio de las “pulpeiras” y “pulpeiros”.
Partiendo de una feria mensual, que hasta entonces se venía celebrando en Cea, para comerciar y recaudar impuestos, concesión otorgada a los monjes por el mismo rey Sancho IV en el año 1286 (siglo XIII), los frailes vieron el beneficio de trasladarla, hacia el tercer tercio del siglo XVII, a las tierras del Monasterio, instalándose en las orillas del camino real en Partovía contribuyendo a la formación del actual Carballiño, creando así un espacio ferial de importante comercio y en donde se desarrollo el oficio de “pulpeiras” y “pulpeiros”.

La olla gigante: símbolo de devoción y espectáculo culinario

Uno de los elementos más icónicos de esta celebración es la gigantesca olla de acero inoxidable, con capacidad para cocer más de 2.000 kilos de pulpo. Su instalación en el parque municipal se ha convertido en un rito que inaugura oficialmente la fiesta. En torno a ella, decenas de “pulpeiras” —casi todas mujeres, como marca la tradición— cortan a tijera los tentáculos con una destreza heredada de generaciones.

No es solo gastronomía: es un espectáculo para los sentidos. El vapor, el aroma del pimentón y el murmullo de la gente crean una atmósfera única. “Aquí no hay secretos: agua, sal, fuego y mucho respeto por el producto”, explica una veterana pulpeira que lleva 30 años participando en la fiesta.

Música, folclore y una ciudad volcada en su plato estrella

Durante toda la semana previa al segundo domingo de agosto, O Carballiño se llena de actividades culturales: conciertos, concursos gastronómicos, demostraciones de cocina en directo, exposiciones y pasacalles. La ciudad entera se convierte en un homenaje al pulpo, con plazas y calles decoradas con tentáculos gigantes y murales dedicados al cefalópodo más ilustre de Galicia.

El domingo principal, declarado Día del Pulpo, se organiza una comida popular para miles de comensales. Cada uno recibe su ración servida en el tradicional plato de madera, acompañada de pan de Cea, vino del Ribeiro y buen humor. Además, hay actuaciones de gaiteros, grupos de danzas tradicionales y pregones a cargo de personajes ilustres del mundo de la cultura y la gastronomía.

¿Por qué el pulpo a feira se come en el interior de Galicia?

La paradoja más curiosa de esta fiesta es que el pulpo, un producto típico del mar, tenga su capital festiva a más de 80 kilómetros de la costa. La explicación está en la trashumancia comercial: desde el siglo XVIII, los feriantes de Melide y Arzúa compraban pulpo en los puertos del Cantábrico y del Atlántico gallego y lo vendían cocido en ferias del interior. Para conservarlo, lo secaban al sol, y así nació el tradicional “pulpo seco”.

Esta costumbre arraigó especialmente en O Carballiño, donde los mercados populares y las romerías religiosas ofrecían un terreno fértil para popularizar el consumo del pulpo a feira. De ahí la frase popular: «O mellor polbo do mundo non se come na costa, senón no interior.»

Anécdotas y récords que hacen historia

La Fiesta del Pulpo acumula decenas de anécdotas curiosas. En 1999, se batió el récord Guinness al cocer el mayor pulpo del mundo en una sola olla. En 2010, se organizó una caravana de food trucks por Europa para promocionar la fiesta en ciudades como París, Bruselas o Berlín. Y en 2022, un artista local construyó una escultura de cinco metros de alto hecha con botellas recicladas, en homenaje al pulpo y al mar.

No faltan las historias humanas: desde el pulpeiro que pidió matrimonio en plena fiesta, hasta el alcalde que se disfrazó de pulpo para abrir el pregón. Todo suma en esta celebración que mezcla emoción, humor, arraigo y un sabor inconfundible.

Un evento que impulsa la economía y el orgullo gallego

Más allá del valor turístico, la Fiesta del Pulpo representa un motor económico clave para la comarca. Se calcula que durante la semana grande se mueven cerca de tres millones de euros en ventas directas, alojamientos, hostelería y productos derivados. Además, sirve para reforzar la marca Galicia como destino gastronómico y cultural.

El evento también pone en valor el trabajo de las pulpeiras, muchas de las cuales han heredado este oficio de madres y abuelas. En un mundo donde lo artesanal lucha por no desaparecer, esta fiesta es un acto de resistencia cultural.

Angel Sánchez Carbonell
Angel Sánchez Carbonell
Ángel Sánchez Carbonell - Director de Crónica Norte. Desde hace 37 años dedicado profesionalmente a la información y entretenimiento (TVE, Onda Cero, Tele Cinco, COPE...) Pero ante todo: un enamorado de la geografía de la península Ibérica. Montañero y apasionado por la enología y el mundo del vino, Miembro de la Unión Española de Catadores. Cuando la vida me lo permite señalizo caminos naturales como Técnico de Senderos de la Escuela Española de Alta Montaña. (EEAM) Pero sobre todo me pierdo por ellos...

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