En un escenario financiero cada vez más interconectado, entender qué determina la rentabilidad de los bancos es fundamental para la estabilidad de la economía global. Un estudio realizado por expertos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha identificado los factores que más influyen en la rentabilidad de los bancos a nivel mundial, revelando datos sorprendentes que pueden cambiar la forma en que se abordan las políticas financieras y la gestión bancaria.
La rentabilidad bancaria no depende solo de factores internos como la eficiencia operativa o la calidad de los préstamos. El reciente estudio, basado en una muestra de 2.091 bancos comerciales de 110 países, ha demostrado que tanto factores internos como macroeconómicos juegan un papel crucial. Entre los factores internos, destacan variables como la incidencia de préstamos impagados (NPL), la eficiencia operativa (EFR) y el margen bruto de intereses (GIM). Por otro lado, los factores externos también tienen un peso significativo, especialmente aquellos relacionados con el entorno macroeconómico, como la tasa de inflación (INF), el nivel de desempleo (UNEM), el crecimiento del PIB (DGPG) y los tipos de interés (CBIR).
Los factores más relevantes según el estudio
El análisis reveló que algunos de los aspectos más destacados para determinar la rentabilidad bancaria incluyen:
- Condición de banco cotizado (LIS): Los bancos que cotizan en bolsa suelen tener una rentabilidad superior, debido a la mayor transparencia y acceso a capital.
- Préstamos impagados (NPL): La gestión eficaz de los préstamos impagados es clave para asegurar una rentabilidad sólida.
- Eficiencia operativa (EFR): Los bancos con procesos operativos más eficientes tienden a ser más rentables.
- Nivel de capitalización (ETAR): Un nivel adecuado de capitalización proporciona estabilidad frente a posibles crisis económicas.
- Posición del país en el ranking por activos (BCR): La posición de los países también influye en la rentabilidad de sus bancos.
Además de estos factores internos, el entorno económico global, que incluye indicadores como la inflación o el desempleo, también determina el comportamiento de los bancos.
La perspectiva teórica y aplicada del estudio
Para Prosper Lamothe, catedrático de la UAM y autor principal del estudio, los resultados proporcionan una valiosa perspectiva sobre la formación de la rentabilidad bancaria. Según Lamothe, el estudio no solo ofrece modelos globales para comprender los determinantes de la rentabilidad bancaria, sino que también plantea modelos específicos para cada región del mundo. Esta segmentación es fundamental para la gestión bancaria global, ya que permite a los gerentes de bancos internacionales adaptar sus estrategias según las condiciones económicas locales.
Desde un enfoque práctico, el estudio sugiere que los gerentes bancarios pueden reducir significativamente los costos de análisis al contar con variables específicas que les permitan construir modelos más eficientes y personalizados para cada región.
La globalización bancaria: retos y oportunidades
El sector bancario ha experimentado una profunda transformación en las últimas décadas debido a la globalización. Los avances tecnológicos, la desregulación y la integración económica mundial han impulsado una mayor interdependencia entre los bancos. La capacidad de los bancos para adaptarse a este entorno globalizado es fundamental para su rentabilidad y, por ende, para la estabilidad económica de los países.
En este sentido, el estudio subraya la importancia de contar con un sistema bancario sano y eficiente, que no solo sea rentable, sino que también esté bien preparado para afrontar los retos que plantea la globalización. La rentabilidad bancaria, más allá de ser un indicador financiero, se convierte en un pilar para la estabilidad financiera global.
La relevancia de la rentabilidad bancaria para el crecimiento económico
El estudio concluye que, en un mundo globalizado, los bancos deben desempeñar un papel activo en el crecimiento económico, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Al ser los intermediarios clave entre los oferentes y demandantes de fondos, los bancos no solo financian proyectos de inversión, sino que también apoyan la implementación de políticas monetarias que pueden afectar a toda una economía. De este modo, la rentabilidad de los bancos no es solo un indicador de su salud financiera, sino también un reflejo de la estabilidad económica del país en el que operan.