Realizar comidas en familia beneficia las relaciones interpersonales, la educación de los niños y la salud

Los horarios de trabajo han dejando a un segundo plano los desayunos, comidas y cenas en familia, algo muy común hace algunos años. Según una encuesta, el desayuno es la comida del día que hacemos más en solitario, sin embargo en la mayoría de los casos, las cenas se siguen haciendo en familia.

De hecho, según la última encuesta sobre hábitos de vida elaborada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), el 77 % de los españoles realiza a diario alguna de estas tres comidas fuera de casa, un porcentaje que sube hasta el 90 % en el caso del desayuno. Los fines de semana cualquier comida se hace mayoritariamente en familia, y se amplía con abuelos, tíos y primos, muy influidos por nuestra cultura mediterránea.

Disfrutar de las comidas en familia

Para aquellos padres con hijos, el comer en familia es una oportunidad de pasar tiempo con los niños, hacer familia e inculcar valores y una buena educación. Porque las comidas familiares suponen algo más que tomar alimentos en un mismo lugar y tiempo. Es un momento de intercambio de ideas, opiniones y vivencias. Una oportunidad para conocer las preocupaciones de aquellos con los que convivimos. Y a los abuelos, les mitiga la soledad, les hace sentirse queridos y reciben estimulación cognitiva con la conversación.

Beneficios nutricionales de comer en familia


Todas estas repercusiones se analizan en el informe ‘Comer en familia: hacer de la rutina salud’ (2014), de Beatriz Beltrán y Carmen Cuadrado, profesoras del departamento de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Para este análisis se basan en cerca de 540 trabajos científicos relacionados con aspectos dietéticos y nutricionales publicados entre 2008 y 2014. De esta revisión bibliográfica destacan, de forma muy breve, los estudios que vinculan estos encuentros en familia con la salud, la educación y el comportamiento de niños y adolescentes. Pero, sobre todo, las autoras inciden en las implicaciones dietéticas y nutricionales que comer juntos tiene para toda la familia:

Beneficios para la salud

Según el informe, los gustos, las preferencias y las bases de los hábitos alimentarios se forjan en los primeros años y es ahí donde los padres tienen un papel educativo decisivo. Nos autoexige a comer de manera más sana. “Somos su ejemplo. Los niños aprenden por imitación. Si no comes verdura ni fruta, tu hija mañana no lo hará, porque no lo ha visto. Pero también aprenden en comedores y con los amigos. Las presiones del entorno social, la tele o los anuncios es tan bestial…”, advierte el dietista-nutricionista Pablo Ojeda. Adquirir hábitos alimentarios adecuados en las comidas en familia ayudará a mantenerlos o, al menor, suavizar los efectos negativos que los rodeen.


Fomenta el seguimiento de dietas de mayor calidad, compuestas por un mayor consumo de frutas y verduras, cereales integrales y alimentos ricos en calcio y una menor ingesta (20 %) de comidas preparadas, alimentos ricos en grasa y sal, snacks y refrescos, según distintas investigaciones.


Constituye la base para elaborar los recuerdos de alimentación que se forman en la infancia y que perduran toda la vida. Los olores, sabores o texturas de determinados productos o preparaciones pueden acompañarnos de adultos y hasta determinar nuestras elecciones alimentarias.

Otros beneficios para toda la familia


Pero los beneficios de las comidas familiares no solo implican a la nutrición. Según Beatriz Beltrán y Carmen Cuadrado, los menores que participan en estas comidas comienzan a aprender más sobre su herencia cultural, étnica y religiosa y su historia familiar. Además, recurren a ‘Los sorprendentes beneficios de la comida familiar’, publicado en The Journal for Nurse Practitioners en 2011, para asegurar que tiene un impacto positivo en su desarrollo intelectual y en la adquisición de vocabulario de los más pequeños, lo que les redunda en su rendimiento intelectual desde la infancia temprana a los diez años.

Comer en familia no será beneficioso si…


Sin embargo, todos estos beneficios pueden verse empañados por diferentes factores. Comer con la tele u otros dispositivos (móvil, consola, televisión) lleva a consumir mayor cantidad de alimentos y hasta puede influir en la glucemia en niños con diabetes. “Cuando no estamos prestando atención a lo que estamos haciendo, la lectina (la hormona de la saciedad) pasa un poco desapercibida”, indica Ojeda.

El nivel socioeconómico familiar también puede afectar a la calidad nutricional de la dieta, así como el estrés laboral o la depresión en alguno de sus miembros o ciertas creencias y comportamientos, como la minusvaloración de las comidas familiares, escasas habilidades culinarias, poca planificación de las comidas y poco tiempo para prepararlas.

Y hasta comer fuera de casa. Un estudio de 2013 citado en el informe indicó que alrededor de un cuarto de las familias de los adolescentes se alimentaban de comida rápida en la cena familiar dos o más veces por semana.

Aurora Cancela Pérez
Aurora Cancela Pérezhttp://www.cronicanorte.es
Aurora Cancela Pérez, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Colmenar Viejo. Es redactora en Crónica Norte desde 2017. Apasionada de la información local y los viajes.

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