Recuperación y acondicionamiento de la fortaleza musulmana de Alcalá la Vieja. La Comunidad de Madrid trabaja en el acondicionamiento de Alcalá La Vieja (Qal’at Abd al-Salam), fortaleza original del siglo IX que representa el más importante enclave islámico que se conserva en la región; y en el que el Gobierno regional ha invertido más de 300.000 euros desde 2008 para conocer con precisión su extensión, garantizar su conservación y hacerlo visitable para el público.
En concreto, la Comunidad ha realizado los siguientes trabajos en esta zona arqueológica: levantamiento topográfico del yacimiento, estudios geotécnicos, prospecciones y excavaciones arqueológicas en los arrabales, recinto fortificado y su entorno, desescombro del área de acceso al recinto y tareas de conservación en la torre albarrana, entre otras.
Los arqueólogos han encontrado en este enclave un ara romana de 1,7 metros de alto en muy buenas condiciones y con una inscripción tallada cuyo significado estudian los investigadores. El ara será extraída para su traslado al Museo Arqueológico Regional, en la ciudad complutense.
Las aras romanas están asociadas a ritos de incineración y se utilizaban para indicar en la necrópolis el lugar de enterramiento del fallecido, cuyo nombre, edad y otras circunstancias aparecen escritos en la leyenda, así como para realizar sobre ellas ofrendas rituales mediante libaciones en su honor y en homenaje a los dioses manes, protectores de los familiares del difunto.
El recinto fortificado de Alcalá la Vieja
El recinto fortificado de Alcalá la Vieja se sitúa en el cerro de Veracruz, a 630 metros de altitud sobre la margen izquierda del río Henares, entre los cerros del Ecce Homo y el de Malvecino. Junto a éste y separado por una vaguada, se han identificado dos arrabales islámicos y cristianos.
En el yacimiento se pueden observar los restos de las fortificaciones (lienzos de muralla y torres) junto a otros elementos singulares como una iglesia de factura mudéjar y un aljibe de grandes dimensiones. Todo parece indicar que llegó a tener un sistema defensivo con al menos ocho torres, aunque en la actualidad sólo emergen dos en estado muy precario: Una torre en el frente oriental construida con núcleo de tapial y paramentada al exterior con mampostería de canto de río, y una torre albarrana de época mudéjar (S. XIV), unida a la muralla por un tirante en el cimiento y un puente en la zona superior, que estaba coronada por una estancia abovedada de la que se conservan los arranques y el cuerpo almenado.