Un estudio de la Estación Biológica de Doñana (EBD), instituto perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha determinado que la población del lince ibérico todavía no es completamente favorable
El trabajo, publicado en Animal Conservation, ha evaluado cuáles son las condiciones necesarias para que la población del lince ibérico sea viable genéticamente a largo plazo. Según los resultados del estudio, esto dependería del aumento del número y tamaño de sus subpoblaciones, así como del incremento de la conectividad existente entre ellas.
El último censo estimó un total de 1.668 linces ibéricos en libertad
Gracias a los programas de conservación, la población de lince ibérico ha mostrado una tendencia positiva en la última década: el último censo estimó un total de 1.668 individuos en libertad frente a los menos de 100 que quedaban en 2002. Hoy, además de enfrentarse a numerosas amenazas, como los atropellos, el declive del conejo, la fragmentación de hábitat o el cambio climático, hay otro aspecto que pone en riesgo su recuperación: el factor genético.
Viabilidad genética de la especie: se necesitarían al menos 1.100 hembras reproductivas
Los resultados del estudio indicaron que la viabilidad genética a largo plazo del lince ibérico necesitaría, al menos, un incremento del tamaño de las subpoblaciones de entre el 50% y el 200%. Esto supondría alcanzar al menos 1.100 hembras reproductivas, desde las 326 registradas en el censo de 2022. Otra de las condiciones sería la creación de ocho nuevas subpoblaciones. Ninguno de estos dos objetivos sería fácil de alcanzar a medio plazo debido al enorme coste que conlleva el crear nuevas subpoblaciones y la escasez de áreas adecuadas con suficiente densidad de conejos, su principal presa. Sin embargo, actualmente el lince ibérico está extendiéndose a algunos hábitats que no se consideraban óptimos para él en un principio, por lo que podrían abrirse nuevas posibilidades que se tendrían que estudiar.
Otro de los requisitos necesarios estaría relacionado con el nivel de migración. Las subpoblaciones deberían estar lo suficientemente conectadas como para favorecer el intercambio genético entre unas y otras. De este modo, se debería conseguir el intercambio de entre 8 y 15 individuos por generación entre subpoblaciones vecinas. Los linces que forman parte de los programas de reintroducción han demostrado una gran capacidad de migración.
Este estudio sugiere que para asegurar la viabilidad genética a largo plazo de la especie, es crítica la expansión de las subpoblaciones existentes, la creación de nuevas poblaciones en áreas que muestren un alto potencial de crecimiento, incluso aunque estén peor conectadas y que se evite dirigir los recursos a la creación de muchas poblaciones pequeñas, sin perspectivas de conexión con otras.