¿Cuál es el verdadero origen de las 12 uvas en Nochevieja y por qué se celebra en la Puerta del Sol de Madrid?

A medida que se acerca el cierre de 2025, los servicios municipales y de seguridad de Madrid ya perfilan el operativo para que la Puerta del Sol sea un entorno seguro. Tras el éxito de años anteriores, se espera que el control de aforo vuelva a ser la pieza clave del dispositivo. Aunque la cifra oficial se ajusta según las necesidades técnicas, la referencia de los 15.000 asistentes se mantiene como el estándar para garantizar que la celebración transcurra sin incidentes y con espacio suficiente para que los vecinos disfruten del momento.

Para quienes viven en el centro o planean acercarse, es fundamental recordar que el acceso a la plaza se realiza de forma escalonada. Los filtros de seguridad en calles como Mayor, Arenal, Alcalá o la Carrera de San Jerónimo son ya una estampa habitual. Estos controles no solo sirven para contar a los asistentes, sino también para evitar la entrada de objetos peligrosos, asegurando que el ambiente festivo y familiar sea lo único que destaque durante la noche.

El fenómeno de las Preuvas el 30 de diciembre

Una de las costumbres que más fuerza ha tomado entre los madrileños y quienes visitan la región es la celebración de las Preuvas el 30 de diciembre. Lo que comenzó como un simple ensayo técnico de los relojeros para comprobar que la bola, los cuartos y las campanadas funcionaban a la perfección, se ha convertido en un evento multitudinario. Para muchos vecinos de la capital, esta es la verdadera fiesta: el ambiente es algo más relajado que el día 31, pero la emoción es idéntica.

Acudir a las Preuvas permite disfrutar de la iluminación navideña y del ensayo general sin la presión de las cenas familiares de Nochevieja.

La verdadera historia de las doce uvas de la suerte

A menudo se dice que las tradiciones son inmemoriales, pero la de las uvas tiene un origen mucho más terrenal y curioso. La teoría que más fuerza tiene entre los historiadores nos traslada a 1909. En aquel año, los agricultores de la zona de Levante tuvieron una cosecha excepcionalmente generosa. Ante el enorme excedente de uva blanca, idearon una campaña para dar salida al producto: convencieron a la sociedad de que comer doce uvas al ritmo de las campanadas traería buena suerte para cada mes del nuevo año.

Lo que nació como una ingeniosa salida comercial para no perder la cosecha, caló hondo en la cultura española. Antes de ese éxito publicitario, ya había madrileños que acudían a la Puerta del Sol para parodiar las costumbres de la aristocracia, pero fue ese impulso de los viticultores lo que unificó a todo un país. Hoy, más de un siglo después, es impensable recibir el año en España sin este pequeño ritual frente al televisor o en la misma plaza.

El ritual del reloj y sus tiempos precisos

El reloj de la Real Casa de Correos, una obra maestra de José Rodríguez Losada, es el encargado de guiar el pulso de la nación. Su funcionamiento sigue un orden sagrado que evita confusiones y sustos de última hora. Todo comienza con la bajada de la bola metálica desde lo alto de la torre, acompañada por el sonido del carillón. Es el aviso definitivo: el año se acaba.

Inmediatamente después suenan los cuatro cuartos. Es el momento de máxima tensión donde nadie debe empezar a comer todavía. Tras un breve silencio, comienzan las doce campanadas. Es importante destacar que el mecanismo del reloj está diseñado para que haya un intervalo de unos tres segundos entre cada golpe de campana. Este tiempo es vital para que los asistentes puedan ingerir la fruta con seguridad y evitar atragantamientos, permitiendo que la «liturgia» de las uvas se complete de forma pausada y alegre.

Madrid, una ciudad que no duerme tras las campanadas

Una vez que suena la última campanada y el cielo de la Puerta del Sol se llena de felicitaciones y abrazos, comienza la otra cara de la noche. Madrid es famosa mundialmente por su vida nocturna, y la última noche de 2025 no será una excepción. La oferta es inabarcable: desde los hoteles más exclusivos de la zona de Gran Vía y Canalejas, que ofrecen cenas de gala, hasta los locales más tradicionales que mantienen la esencia del castizo Madrid.

El impacto económico para la ciudad es enorme, pero más allá de las cifras, lo que queda es el sentimiento de comunidad. La Puerta del Sol, recientemente renovada para ofrecer un espacio más diáfano, se convierte en un salón compartido donde personas de todas las edades y procedencias celebran juntas. Es, en definitiva, el epicentro de una noche donde la música, el buen ambiente y la hospitalidad madrileña son los verdaderos protagonistas.

Paula de Marcos Aragón
Paula de Marcos Aragónhttp://www.cronicanorte.es
Paula de Marcos Aragón, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Algete. Es redactora en Crónica Norte desde 2021.

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