Festival Medieval de Consuegra: historia viva entre molinos, espadas y emoción popular
La localidad toledana de Consuegra revive cada verano uno de los episodios más trágicos de la Edad Media española en un espectáculo donde se mezclan historia, teatro, orgullo local y tradición popular. El Festival Medieval es mucho más que una fiesta: es una experiencia colectiva cargada de emoción, memoria y espectáculo visual.
Un pueblo entero transformado en escenario del siglo XI
Durante un fin de semana del mes de agosto, Consuegra se disfraza de sí misma. El municipio toledano, conocido por sus emblemáticos molinos de viento y su robusto castillo, se convierte en un plató a cielo abierto donde vecinos, asociaciones, peñas y decenas de voluntarios recrean con sorprendente fidelidad la Batalla de Consuegra del año 1097. Este acontecimiento, en el que perdió la vida el hijo del Cid Campeador, Diego Rodríguez, se ha transformado en el corazón de una celebración que mezcla solemnidad, épica y una cuidada estética medieval.

¿Qué se conmemora realmente?
El hecho histórico que da sentido al Festival Medieval de Consuegra es la batalla librada el 15 de agosto de 1097 entre tropas cristianas, comandadas por Alfonso VI de León y Castilla, y las huestes almorávides lideradas por el caudillo árabe Alí ibn Yusuf. La derrota fue un duro golpe para la monarquía castellana, pero lo que marcó especialmente la memoria colectiva fue la muerte de Diego, el hijo del Cid, un joven que había acudido a su primer combate.
La narración de este suceso se ha ido transmitiendo entre generaciones, y ha ganado un lugar especial en la literatura y la historia popular. Consuegra ha sabido convertir ese legado trágico en una expresión cultural viva que conecta pasado y presente.
Un guion coral escrito con pasión local
Lo más asombroso del festival no es solo su cuidada escenografía, que abarca desde el Castillo de la Muela hasta las calles del centro histórico, sino la implicación del pueblo. Más de 500 personas participan en el desfile y la escenificación, con papeles que van desde nobles, caballeros y aldeanos hasta figurantes de los ejércitos cristiano y almorávide. No hay actores profesionales, sino vecinos que ensayan durante semanas, confeccionan sus propios trajes y se meten de lleno en su personaje.
«No interpretamos una obra, revivimos lo que somos», comenta emocionado uno de los veteranos participantes, que lleva más de quince ediciones encarnando a un capitán cristiano. La autenticidad es precisamente uno de los valores más celebrados por los asistentes y medios especializados.

Mercado medieval, danzas, música y fuego: mucho más que una batalla
El festival no se limita a la recreación bélica. Durante tres días, Consuegra se llena de actividades culturales y espectáculos que complementan la experiencia: torneos de caballería, exhibiciones de cetrería, danzas orientales, conciertos de música antigua, cuentacuentos, gastronomía medieval y un extenso mercado con más de 150 puestos artesanos que transforman el casco antiguo en una villa del siglo XI.
Uno de los momentos más esperados es la representación nocturna en el castillo, donde, bajo el cielo estrellado, se revive la batalla y la muerte del joven Diego. La iluminación, el sonido envolvente y la fuerza interpretativa de los actores amateurs provocan un silencio casi litúrgico entre los espectadores.
Anécdotas que alimentan la leyenda
Entre los recuerdos imborrables que ha dejado el festival hay historias curiosas. Una de las más conocidas es la de aquel joven que pidió matrimonio a su pareja justo al finalizar la representación, de rodillas y ataviado como caballero cristiano, provocando una ovación espontánea del público. Otra anécdota habitual es la de los turistas extranjeros que, sin saber exactamente qué estaban presenciando, quedan tan impresionados que prometen volver al año siguiente, esta vez con vestuario incluido.
Tradición con futuro
Desde su origen a mediados de los años noventa, el Festival Medieval de Consuegra ha evolucionado sin perder su esencia. La implicación del ayuntamiento, asociaciones culturales y peñas locales ha logrado que esta cita figure ya en el calendario nacional de fiestas históricas. Además, se está trabajando en conseguir su declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional, un reconocimiento que parece más que merecido.
Además de reforzar la identidad local, el festival se ha convertido en motor económico y reclamo turístico para toda la comarca de La Mancha. Cada año atrae a miles de visitantes que, además de disfrutar del espectáculo, descubren el rico patrimonio de Consuegra y su entorno.