En un mundo donde la hiperconectividad domina nuestras vidas, un creciente número de usuarios está dando la espalda a los smartphones en favor de los llamados dumbphones o «teléfonos tontos». Según un reciente estudio, el 75,5% de los jóvenes españoles se plantea reducir el tiempo que pasa frente a su móvil, y el 56,5% considera realizar una desintoxicación digital. En este contexto, los dumbphones resurgen como una solución innovadora para limitar la dependencia de las pantallas.
Los dumbphones son dispositivos que, a diferencia de los smartphones, solo ofrecen funciones básicas: llamar, recibir llamadas y enviar mensajes de texto. Estos teléfonos, que evocan el uso práctico de los móviles en los años noventa, no permiten conectarse a internet ni instalar aplicaciones.
Silvia Martínez, experta en comunicación digital de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que estos dispositivos eliminan de raíz los problemas de adicción a las redes sociales, aplicaciones y correos electrónicos, facilitando una desconexión real. “Pueden tener pantalla táctil, pero carecen de funcionalidades que fomenten la hiperconectividad”, señala.
¿Quiénes apuestan por los teléfonos básicos?
Aunque históricamente estos teléfonos estaban dirigidos a personas mayores que no se adaptaban a los smartphones, hoy están ganando terreno entre padres preocupados por la exposición temprana de sus hijos a las pantallas. Según César Córcoles, profesor de informática de la UOC, muchos padres prefieren que sus hijos, de entre 12 y 16 años, usen un móvil básico para estar localizables sin caer en la tentación de redes sociales o aplicaciones de entretenimiento.
El Gobierno de España apoya esta tendencia. En un reciente documento con 107 propuestas para regular la relación de los menores con la tecnología, recomienda que los menores de 16 años eviten los smartphones y utilicen dispositivos más sencillos. Además, se baraja elevar la edad mínima para registrarse en redes sociales de los 14 a los 16 años.
Una alternativa para jóvenes hiperconectados
En España, casi el 50% de los usuarios de smartphones pasa entre una y cuatro horas diarias conectados, y más del 4% supera las ocho horas al día, según Statista. Esta dependencia ha llevado a algunos jóvenes a buscar alternativas. “Los dumbphones les ayudan a desconectar, recuperar tiempo y disfrutar de actividades fuera de la pantalla”, comenta Martínez.
Aunque el mercado aún es pequeño, el 12,2% de los usuarios ya ha cambiado su smartphone por un teléfono básico, según el Estudio Generación SPCial. Esta tendencia, aunque minoritaria, está marcando un cambio de mentalidad en cómo utilizamos la tecnología.

¿Moda pasajera o solución a largo plazo?
A pesar de su creciente popularidad, los dumbphones siguen ocupando un lugar residual en el mercado. Sin embargo, su simplicidad y promesa de desconexión están atrayendo tanto a usuarios jóvenes como a familias preocupadas por la salud digital. “Aunque muchos optan por aplicaciones que limitan el tiempo de uso, hay quienes prefieren cortar por lo sano”, explica Córcoles.
La opción de cambiar de dispositivo no es para todos, pero sí invita a reflexionar sobre nuestros hábitos. “El problema no es solo la tecnología, sino cómo la usamos y cuánto dependemos de ella”, agrega el experto.
Consejos para una desconexión efectiva
Aunque los dumbphones son una herramienta útil para reducir el tiempo frente a las pantallas, los expertos coinciden en que el cambio debe venir acompañado de una reflexión personal. Limitar las notificaciones, desinstalar redes sociales o asignar horarios específicos para su uso son pequeños pasos que pueden marcar la diferencia.
En cualquier caso, el debate sobre tecnología y bienestar sigue abierto. ¿Es posible desconectar en un mundo hiperconectado? Los dumbphones parecen ofrecer una respuesta sencilla, pero su capacidad de transformar hábitos dependerá de la voluntad de los usuarios de hacer cambios significativos en su día a día.