Algunas personas sufren síndrome postvacacional, aunque depende de la satisfacción individual respecto a su vida diaria. Falta de apetito, dolores musculares e irritabilidad, son los principales síntomas al volver de vacaciones.

Los síntomas más frecuentes son irritabilidad, dificultad a la hora de concebir el sueño, cansancio o una sensación de profunda apatía y tristeza, y suelen durar entre siete y diez días. Además, según el vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), José Antonio López, cada vez hay más personas que sufren este síndrome.
«Cuanto más intensos son estos síntomas, mayor disconformidad encuentra la persona con su vida y más necesaria se hace la intervención profesional», ha explicado Antonio López. Así, la personalidad de cada persona influye en este tipo de síntomas: se debe tener una visión optimista sobre los cambios en la vida.
Las personas que ya han padecido depresión o el síndrome postvacacional suelen ser las más propensas a sufrir de nuevo estos síntomas. Lo importante es pensar que volver a la rutina cuesta un periodo de adaptación, pero que se volverá a la normalidad. Antonio López aconseja no ponerse el «traje del invierno» al llegar septiembre, ni bajar las persianas, y hacer una vida invernal.
Los niños también sufren síndrome postvacacional
Los más pequeños de la casa también sufren este síndrome postvacacional al regresar al colegio. Normalmente, se manifiesta a través de un sueño intranquilo o la falta de apetito. Los padres, en estos casos, deben ayudar a su hijo estando más tiempo con él durante estos días de adaptación, y estimulándolos en su nuevo aprendizaje.