El confinamiento puede afectar a la calidad del sueño, aumentar los trastornos de ansiedad y adicción al móvil

Mantener las rutinas, evitar el uso de móviles antes de ir a dormir y realizar ejercicio físico ayudan a mantener una higiene adecuada del sueño

El confinamiento ha trastocado las rutinas que teníamos establecidas y, con ello, los ritmos vitales. Conlleva una menor exposición a la luz solar, trastornos de ansiedad en algunas personas y un mayor consumo del móvil. Estos aspectos, entre otros, pueden afectar a la calidad del sueño o al número total de horas que se duerme.

Los seres humanos tienen unos ritmos circadianos que resultan de la adaptación a un entorno rítmico de 24 horas y se producen en el cuerpo regulados por unos determinados genes. La mayor parte de variables fisiológicas y conductuales de las personas presentan estos ritmos, que responden a señales externas como la luz o la oscuridad.

Ansiedad y estrés

No poder salir de casa puede provocar en algunas personas ansiedad y estrés, sobre todo cuando se tiene una percepción de pérdida de control sobre la vida. «En estos casos, se activan regiones cerebrales, como una estructura con forma de almendra denominada amígdala, que durante la noche pueden interferir en la calidad de nuestro sueño. A estas personas les cuesta más dormir y se despiertan más durante la noche», señala el experto.

ansiedad

Evitar el uso de pantallas antes de dormir

Existe otra estructura cerebral, la glándula pineal, que también interviene en este tictac cerebral. Esta glándula segrega una hormona llamada melatonina cuando está oscuro para informar a nuestro cuerpo de que es de noche y tenemos que ir a dormir. Sin embargo, en estos días de confinamiento, el uso de smartphones y tabletas se ha disparado.

Además, con el reciente cambio horario, las alteraciones de ánimo o de algunos aspectos cognitivos —como la atención, las funciones ejecutivas o la memoria— que pueden darse en condiciones normales pueden acentuarse en una situación de confinamiento, sobre todo en mayores y niños. «Al no recibir el cerebro las señales externas para regular el reloj biológico, puede haber una mayor dificultad de adaptación al nuevo horario», explica Redolar.

Realizar ejercicio físico

Realizar ejercicio físico también es muy importante, porque ayuda al cerebro en todos los procesos de regulación de los ritmos de los ciclos de sueño y vigilia. También es importante darse una ducha o un baño de agua caliente antes de ir a dormir, porque aumenta la temperatura del cuerpo, como cuando se hace deporte. «El cerebro interpreta que se ha hecho un esfuerzo y activa mecanismos para la recuperación del cuerpo», remarca el profesor.

Para Redolar, fijar un ritual relajante antes de ir a dormir ayuda. Además de ducharse, leer o escuchar música tranquila media hora antes de acostarse elimina tensiones. «Estas actividades ayudan a nuestra corteza cerebral a sincronizar sus patrones de activación, con lo que es más fácil la inducción del sueño», señala Redolar.

Y, por último, seguir una dieta variada y equilibrada, rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas bajas en grasas, así como evitar el consumo de excitantes como la cafeína (café, cola, té…) en las últimas horas del día.

Aurora Cancela Pérez
Aurora Cancela Pérezhttp://www.cronicanorte.es
Aurora Cancela Pérez, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Colmenar Viejo. Es redactora en Crónica Norte desde 2017. Apasionada de la información local y los viajes.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Puede Interesarle...

pronto descubrirás aquí algo nuevo...!!!