La industria de manufactura de smartphones o teléfonos inteligentes, así como otros aparatos tecnológicos vive un periodo de incertidumbre debido a la escasez de componentes que cada vez se hace más notoria.
Ante esta situación, muchas marcas están decidiendo lanzar nuevos modelos de forma limitada o exclusiva, con el correspondiente sobrecoste que esto supone.
Fabricar un chip o un procesador se ha vuelto mucho más caro para las empresas fabricantes y ese aumento lo están cobrando directamente a sus clientes, en este caso las marcas de los dispositivos y muy probablemente el cliente final, el consumidor.
Sobrecostes aplicados al producto final
Normalmente una marca tecnológica asentada en el mercado no juega con sus márgenes de beneficio, por lo que el sobrecoste se aplicaría al precio final del producto, siendo para ellos, la misma ganancia y ofreciendo al consumidor productos exclusivos y limitados.
Desde el medio de comunicación especializado fayerwayer hacen referencia a un incremento cercano al 20% para enero de 2022.
Algunos expertos indican que esta crisis de componentes se ha visto agravada por la pandemia del COVID-19 ya que en este año ha aumentado de forma drástica la demanda de aparatos tecnológicos, ya bien para adaptarnos al teletrabajo como para añadir formas de entretenimiento en casa con consolas, smartphones, televisiones etc.
La escasez de componentes aumenta el acaparamiento de los fabricantes y a su vez alarga los tiempos de entrega. Por lo tanto es de esperar que en los próximos meses sigamos viendo un alza de los precios en multitud de productos.