El sansero Álvaro de 8 años, con parálisis cerebral, podrá volver a caminar gracias a este exoesqueleto pediátrico

El dispositivo acaba de recibir el marcado CE de la Agencia del Medicamento y el Producto Sanitario. Este distintivo permitirá su distribución comercial internacional en hospitales y clínicas de rehabilitación

Tras más de una década de investigación y ensayos, el primer exoesqueleto pediátrico del mundo ha recibido el distintivo CE. Un pasaporte que garantiza el cumplimiento de las directivas de la UE y permitirá que este dispositivo robótico pueda pasar de los laboratorios y los ensayos clínicos a los hospitales y clínicas de rehabilitación.

El exoesqueleto, que ayuda a caminar a niños afectados por atrofia muscular espinal y parálisis cerebral, ha sido desarrollado por Elena García Armada, investigadora del Centro de Automática y Robótica (CAR) del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC) y cofundadora de la empresa Marsi Bionics.

El sansero Álvaro

Álvaro tiene 8 años y es vecino de San Sebastián de los Reyes. Él, como muchos otros niños ha visto la oportunidad de volver a caminar gracias a este exoesqueleto. Sus padres han creado un crowfunding para poder costearlo. El objetivo es llegar a 31.770€.

«Cuando nació era tan rubio que las pestañas y las cejas eran transparentes. Para nosotros era precioso, perfecto.  Un día, cuando tenía seis meses, observamos que sus movimientos empezaban a ser más torpes. Acudimos a diferentes pediatras y todos decían que nuestro hijo era “vago” y por eso no gateaba, no podía apenas comer y por eso sus manos temblaban. Tardamos seis meses en encontrar una pediatra que nada más ver al niño reconoció que esos temblores de manos eran daño neurológico, y nos envió al hospital. El diagnóstico genético nos confirmó que tenía AME, y las palabras con las que describieron esta enfermedad fueron “enfermedad degenerativa e incurable”.  Estas son palabras que espero que ningún padre tenga que oír jamás. No nos rendimos, buscamos terapias y especialistas que apostasen por nuestro hijo. Con mucha fisioterapia diaria, médicos que lucharon por él y gracias sobre todo a la gran fuerza interior que Álvaro tiene, superamos los dos años que le daban de vida, y cuando tenía casi tres años, conocimos el proyecto de Marsi Bionics y el CSIC: El Exoesqueleto Pediátrico. Un invento futurista que lograba lo que absolutamente todos los especialistas a nivel mundial en AME aseguraban que nunca haría un niño como Álvaro: Andar», dicen sus padres.

Olmo Calvo. 12/06/2019 Arganda del Rey. Comunidad de Madrid Alvaro, postrado en una silla de ruedas, usa un exoesqueleto para mejorar su estado fisico, en el Centro de Automatismos y Robotica. del CSIC en Arganda del Rey

Exoesqueleto pediátrico

La atrofia muscular espinal es una enfermedad neuromuscular degenerativa que afecta en España a uno de cada 10.000 bebés. La pérdida de fuerza vinculada a la enfermedad impide a los niños caminar. Como consecuencia desarrollan complicaciones como escoliosis, osteoporosis e insuficiencia respiratoria.

Para combatir los efectos de la enfermedad, el exoesqueleto ATLAS 2030 cuenta con motores en sus 10 articulaciones que imitan el funcionamiento del músculo humano y proporcionan al paciente la fuerza que requiere para mantenerse en pie.

La estructura consta de largos soportes, llamados ortesis, que se adaptan a las piernas y al tronco del niño sin la necesidad de control torácico. Ello permite al paciente moverse en todas las direcciones, bien al interpretar y responder ante el movimiento que quiere realizar el paciente o bien al reproducir un patrón de marcha específico fijado para cada niño. Esta terapia robótica puede acompañar al paciente pediátrico en su recuperación entre los cuatro y los diez años.

La principal dificultad para desarrollar este tipo de exoesqueletos pediátricos consiste en que los síntomas de las enfermedades neuromusculares varían con el tiempo tanto en las articulaciones como en el conjunto del cuerpo. Por eso es necesario un exoesqueleto capaz de adaptarse a estas variaciones de forma autónoma”, explica la investigadora.

Según García Armada «el éxito clínico de ATLAS radica en su innovación tecnológica, ya que sus 10 articulaciones tienen la capacidad de interpretar la intención de movimiento del paciente de forma no invasiva y responder a esta intención en cada paso».

También «permite trabajar de forma pasiva, generando un patrón de marcha específico para cada paciente. Esto permite realizar una terapia muscular integral de una forma lúdica con el niño y la familia mucho más motivadora y efectiva», agrega esta ingeniera.  

Durante su desarrollo y los múltiples ensayos clínicos en hospitales de referencia, se ha demostrado que su uso intensivo logra retrasar todas las complicaciones musculoesqueléticas asociadas a la atrofia muscular espinal y la parálisis cerebral.

Ayudar al paciente a caminar

El marcado CE permitirá a ATLAS 2030, de 12 kilos de peso y fabricado en aluminio y titanio, seguir cumpliendo su función de ayudar al paciente a caminar, en algunos casos por primera vez, para atenuar o retrasar la atrofia muscular., señala el CSIC en un comunicado.

 “No sólo estamos hablando del hito de ser pioneros en la aplicación de la tecnología robótica a los niños sino que, nuestro éxito, lo es fundamentalmente porque vamos a poder ser útiles y ayudar a tener una vida mejor para 17 millones de niños en el mundo”, dice Elena García Armada.

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