Las abejas en Europa están siendo envenenadas con 57 tipos de pesticidas.Esto ha sido posible gracias a un nuevo método de detección de pesticidas, lo que confirma que la alta mortandad de las abejas es debida en gran medida a las prácticas de la agricultura industrial, y en particular debido al uso masivo y rutinario de plaguicidas.
En España siguen autorizados más de 300 productos peligrosos para las abejas. Eso se traduce en millones de abejas muertas, tal y como denuncia la plataforma Greenpeace. Por ello piden que uno de los principales asuntos medioambientales que el próximo Gobierno debe abordar sea la protección de las abejas.
268.000 personas ya han firmado esta petición, pero es importante aumentar la presión y tener listas 300.000 firmas para recibir al nuevo Gobierno. Una cifra redonda que servirá para exigirle la prohibición de los plaguicidas más tóxicos para las abejas.
A la vez que las 268.000 firmas, Green Peace han conseguido pequeños pero importantes logros. La Comunidad Valenciana ha anunciado un plan para controlar el uso de insecticidas y se ha comprometido alcanzar el 20% de agricultura ecológica para 2020 (ahora mismo está en torno al 8%). En el ámbito nacional, se han abierto ayudas específicas para investigación apícola donde una de las líneas prioritarias es justo investigar la mortandad de abejas. Y hace pocas semanas vimos como el IRTA (Investigación y Tecnologías Agroalimentarias) explicaba que iba a poner en marcha un ambicioso proyecto para estudiar el impacto de los plaguicidas sobre las abejas.
Plan de acción
Greenpeace defiende que las autoridades competentes deben extremar los controles para que no se sigan aplicando estos productos. En segundo lugar se debe poner en marcha un plan de acción integral para salvar a las abejas y otros insectos polinizadores que contemple un calendario claro para la eliminación de los productos peligrosos para las abejas, empezando por los más dañinos (en España están autorizados más de 300 insecticidas en cuya ficha de registro indica que son peligrosos, incluso algunos muy peligrosos, para las abejas). Por último, se debe apostar decididamente por la agricultura ecológica, la única solución de futuro.