Un proyecto de la Universidad de Talca estudia usar la cáscara de avellana como biocombustible. Este resto de fruto seco sustituiría a la leña como principal biocombustible del mundo. Según los estudios realizados, la cáscara de avellana produce una combustión más eficiente, por lo que es más respetuosa con el medio ambiente.
Un grupo de investigadores analiza las propiedades de la cáscara de avellana como biocombustible. Según el estudio, serían dos las tecnologías que permitirán utilizar este desecho, cuyo poder calorífico es similar al de la leña.
Una alternativa a la leña
Los resultados del primer estudio llevado a cado por la Universidad de Talca y AgriChile posiciona a la cáscara de avellana como una buena alternativa a la leña. Esta práctica es algo que ya se empieza a ver en países cmo Italia, Turquía y Estados Unidos.
El poder calorífico de la cáscara es casi tan alto como el de la leña, pero con las ventajas de producir una combustión eficiente y la mínima ceniza que produce el material, lo que permite una fácil manipulación.
Sobre sus propiedades como combustible, Carlos Torres, el director del Centro de Sistemas de Ingeniería de la Universidad de Talca, explica que en una parrilla en la que se almacena el combustible granular, y posteriormente se introduce en la estufa. Este sistema “permite encender de buena forma el combustible y que al mismo tiempo dure un tiempo considerable en el hogar y no se extinga al cabo de una hora, sino que dure lo mismo que una carga de leña”.
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