La genética se revela como una herramienta para luchar contra la extinción de especies amenazadas, como el lince ibérico, el visón europeo, la foca monje y el oso pardo. Ese es el objetivo del banco de recursos genéticos y tejidos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), que almacena muestras de semen, sangre, plasma o piel de esas especies, entre otras.
El banco no solo conserva óvulos, semen o embriones sino también otras muestras biológicas como sangre, suero, plasma, piel o heces, y tiene la misión adicional de investigar en métodos para la preservación y uso de este material genético a través de técnicas de reproducción asistida.
En la actualidad, la misión principal del banco es la conservación de las cuatro especies de mamíferos emblemáticos de España: lince ibérico, visón europeo, foca monje y oso pardo (aunque el acceso a material de estos dos últimos y la posibilidad de trabajar con él es muy limitada).
También se conservan muestras de animales no amenazados, con el objetivo siempre de conservar la mayor diversidad genética posible para el futuro.
Posibilidad de hacer chequeos reproductivos
Además de la inseminación artificial, desde el banco pueden hacerse chequeos reproductivos dentro de los programas de cría en cautividad para evaluar la fecundidad de los machos de cara al apareamiento y posteriores cruces, y análisis epidemiológicos en apoyo a programas de conservación de animales en la naturaleza. En estos bancos no sólo se conservan gametos (óvulos y espermatozoides) y embriones, útiles para la reproducción asistida, sino que de los tejidos almacenados pueden obtenerse fibroblastos (células abundantes en los tejidos fibrosos) y otras células somáticas en perspectiva de una clonación en el futuro.
Aunque solo han investigado sobre clonación con ratones de laboratorio, se dispone de la tecnología para aplicarla a animales amenazados.
Reproducción a través de la clonación
Sin embargo, el planteamiento de una posible reproducción a través de la clonación para especies en peligro de extinción debe hacerse de acuerdo a los criterios de conservación para preservar el máximo de diversidad genética (el número total de características genéticas dentro de una especie, que cuanto mayor es, mejor adaptación a los cambios ambientales proporciona).
Si el número de poblaciones se reduce, aumenta la reproducción entre individuos emparentados (consanguinidad), lo que disminuye la diversidad genética y se transmiten defectos que causan problemas de fertilidad o aumento de mortalidad.