Un artículo de opinión de Ángel Sánchez
La retransmisión de las campanadas en televisión puede parecer un evento sin importancia, pero en realidad es un momento-cómo dice la canción- en el que la mayoría de los españoles hacen algo juntos.
… Todo por el share, nada por la dignidad.
Las distintas televisiones compiten por tener el mayor pico de audiencia con una amplia variedad de personajes y estupideces. Sin embargo, lo que llama la atención es cómo una cadena logra ganar a las demás en audiencia debido a que una de sus presentadoras lleva años «desnudándose» en pantalla para dar la bienvenida al año. Esta situación es surrealista y la presentadora, a pesar de ser simpática y profesional, siempre encuentra una excusa humanitaria para su performance de mostrar su cuerpo joven con diseños escuetos de tela. El objetivo es mostrar la mayor superficie de piel femenina para dar salida a la estupidez social fomentada por la cadena de televisión y la cultura “mainstream”
Este no es un ataque a la labor televisiva de Cristina Pedroche. Si la cadena de TV le paga un buen dinero por llevarse el share, está bien. Según otros medios, este dinero es bastante superior al que se embolsa el cocinero Chicote por «aguantar la vela» y esperar «el descorche» de «La Pedroche». Permítanme el concepto “descorche” en la noche que más cava se bebe en España.
Triste oportunidad perdida para transmitir otros valores
Lo que verdaderamente asombra es que, en plena crisis económica y cultural, con una de las mayores carestías de vida, donde muchas personas no pueden comer con dignidad y aún muchas más no pueden poner ni siquiera la calefacción en invierno, haya una gran cantidad de personas esperando, fomentando y comentando qué vestido llevará o no llevará Cristina Pedroche en las campanadas de una cadena de televisión, de esto último no tiene culpa la presentadora, pero este tipo de frivolidades no ayudan en este evento tan familiar, donde es un buen momento para transmitir una serié de valores.
Un momento trascendental prostituido por un pico de audiencia.
Aunque pueda parecer que este momento no es trascendental, sí lo es, ya que la mayoría de las familias, abuelos, padres, hijos, cuñados, primos y demás se unen para despedir un año y dar la bienvenida a otro, en el lugar más privado y sagrado que es el salón de un hogar, en el momento que se recuerdan a los que ya no están, en el momento que se aplauden los méritos de los familiares, en el momento que se perdonan las ofensas y en el momento en que los corazones de las familias se unen.
Mientras esperamos al carrillón del reloj -el verdadero protagonista- el bochornoso y morboso espectáculo de ver con que minúsculo trapo se ha vestido está presentadora y para “tapar” las verdaderas vergüenzas “lo viste de encargo humanitario” con un mensaje que queda opacado por los comentarios jocosos y algo infantiles de los familiares más embobados y zoquetes (algunos dirán que se me olvida que ACNUR está detrás de este show y que bla bla bla…) pero sinceramente ¿alguien se queda con esa copla? ¿No creen que por mucho share y audiencia no hay momentos mejores y más serios para promover mensajes humanitarios?
Sé que existen otras cadenas con otros shows y que por supuesto uno puede tomar las uvas escuchando a Radio 5 o incluso no tomarlas y acostarse cómo si tal cosa, no es una obligación ver el show. Es más que Esta chica, otras chicas y chicos hagan esto en TV no me parece mal en si, Pero algo enfermizo, infantil y bastante hipócrita le ocurre a una buena parte de la sociedad española para elegir líder de audiencia ese espectáculo tan surrealista
Totalmente de acuerdo con este texto, la televisión ya sabemos que es una mierda, pero hay momentos y momentos y este es un momento excesivamente familiar para fomentar este tipo de sandeces.