La transición a la adultez en la Edad Media estaba marcada por el desarrollo físico, no por la edad

Restos óseos que cuentan historias

Los investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid analizaron los huesos de 37 jóvenes, con edades estimadas entre 8 y 25 años, encontrados en el cementerio altomedieval de Marialba de la Ribera, en León. A través de indicadores óseos, determinaron en qué fase de la pubertad se encontraba cada individuo y compararon estos datos con la ubicación de sus tumbas dentro del cementerio. Ya durante la excavación se observó que los niños y adolescentes se enterraban en áreas diferenciadas según su desarrollo.

Excavación de los restos óseos humanos en el cementerio de Marialba de la Ribera (León). Campaña 2009 /Fotografía: LAPP (Armando González Martín)

Pubertad más lenta y tardía que hoy

Los resultados muestran que la pubertad comenzaba entre los 10 y 12 años, pero avanzaba a un ritmo más pausado que en la actualidad. La primera menstruación, o menarquía, se situaba alrededor de los 16 años, una edad considerablemente más tardía que la que se observa en la población moderna. Este dato refleja no solo diferencias biológicas, sino también condiciones de vida y nutrición propias de la época.

El cuerpo como marcador social

Lo más revelador del estudio es la interpretación social de estos datos biológicos. Los jóvenes que estaban en las primeras etapas de la pubertad eran enterrados en la zona destinada a los niños, mientras que aquellos con un desarrollo corporal más avanzado recibían un lugar junto a los adultos. Esto indica que no era la edad cronológica, sino el aspecto físico, lo que definía el paso a la vida adulta en la comunidad medieval.

Una nueva forma de entender la adolescencia

Este enfoque representa un avance en la antropología física, ya que no se limita a describir características biológicas, sino que integra la evidencia arqueológica con modelos de crecimiento y maduración para reconstruir experiencias sociales del pasado. Para los expertos, el cuerpo funcionaba como un “texto social” que las comunidades leían para asignar roles y estatus, especialmente en una época sin registros civiles ni documentos oficiales.

Paula de Marcos Aragón
Paula de Marcos Aragónhttp://www.cronicanorte.es
Paula de Marcos Aragón, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Algete. Es redactora en Crónica Norte desde 2021.

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