Los nuevos enfoques laborales en la carrera de matemáticas desaniman a las mujeres con vocaciones docentes

El año 2000 un total de 1.649 personas, de las que casi el 60 % eran mujeres, se licenciaron en Matemáticas según las estadísticas universitarias españolas, pero a partir de 2012 está tendencia se frenó

Cuando estudiar matemáticas se asociaba con la docencia, era un título dominado por las mujeres. La situación dio un giro en 2012, coincidiendo con una mayor demanda para puestos tecnológicos y empresariales. Las expertas, entrevistadas por la agencia Sinc, achacan el aumento del prestigio de la profesión a esta caída entre las jóvenes, algo preocupante ya que refuerza los estereotipos de género.

Ellas han cursado estos estudios en mayor proporción que los chicos durante casi dos décadas, desde 1994-1995 hasta 2011-2012. Desde entonces, la presencia de licenciadas o graduadas (con el plan Bolonia) ha ido siempre por debajo de las cifras masculinas. Mientras que los matemáticos no han parado de aumentar en el último decenio, las vocaciones femeninas por los números llevan años estancadas.

En los años 90 la principal salida profesional era la enseñanza

Al final de la década de los 90, quien se matriculaba en Matemáticas solía hacerlo pensando en la enseñanza como la principal salida profesional. “Quizás las empresas empezaban ya a demandar, de manera tímida, personal con formación matemática, pero el grueso de las salidas se concentraba en la docencia”, mantiene Marta Macho-Stadler, profesora del departamento de Matemáticas de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y autora del libro Mujeres matemáticas. Trece matemáticas, trece espejos (2019).

En aquel momento, las expertas consultadas coinciden en que esta disciplina científica no estaba tan valorada como hoy en día y eso podía influir en que las chicas se animaran más a cursar estos estudios que los chicos.“Con el aumento de prestigio de la carrera de Matemáticas observamos, al mismo tiempo, que el número de mujeres desciende”, alega Elisa Lorenzo García, embajadora por España del Comité de Mujeres en Matemáticas de la Unión Matemática Internacional (CWM por sus siglas en inglés).

Sin embargo, del 2000 al 2006 se desploma la matriculación. Una posible explicación podría estar en que la docencia en secundaria en esa época no tenía muchas ofertas de trabajo ya que, como comenta Macho-Stadler, hace dos décadas el profesorado era joven y la plantilla estaba completa.“También pudo haber influido la creación de muchas escuelas de Informática en universidades y la aparición de universidades nuevas, tanto públicas como privadas, donde no se ofrecían estudios de Matemáticas, pero sí de Ingeniería Informática”, baraja. Eso explicaría que los estudiantes eligieran estos nuevos estudios en lugar de los más tradicionales. Aunque, hay que tener en cuenta que en 2007 tuvo lugar una de las mayores crisis económicas de las últimas décadas lo que, ante la caída del empleo, aumentó la formación académica de los ciudadanos.

matemáticas

¿Por qué hay menos mujeres matemáticas? 

Superados los años más duros de la crisis y por primera vez desde el curso 1993-1994, en el 2012-2013 el número de graduados varones en Matemáticas supera al de graduadas, una tendencia que continúa en la actualidad, según reflejan los últimos datos de los ministerios de Educación y FP y de Universidades.De hecho, mientras que en las mujeres prácticamente se ha estancado el número de graduadas desde el 2012, en el caso de los hombres la cifra no ha dejado de aumentar curso tras curso. “La mayor asociación de la carrera de Matemáticas con la digitalización, los algoritmos y el big data ha provocado que las mujeres empiecen a desligar su interés de este ámbito”, subraya Milagros Sáinz, investigadora principal del grupo Género y TIC (GenTIC) de la Universitat Oberta de Catalunya.

Como reflejan los datos, justo lo contrario parece que ha ocurrido con los hombres: a un mayor prestigio, competitividad y más salidas profesionales de estos estudios relacionadas con la tecnología y el mundo empresarial, más chicos se matriculan en esos grados. Las ofertas laborales relacionadas con estos estudios no paran de crecer. Según el Libro Blanco de las Matemáticas (2020) –coordinado por la Real Sociedad Matemática Española–, el número de graduados en Matemáticas no es suficiente para cubrir en estos momentos la creciente demanda laboral de esta titulación. “Actualmente, tenemos una pérdida de talento matemático femenino que debemos subsanar con carácter urgente”, advierten los autores.

A la hora de elegir su futuro académico y laboral, los adolescentes tienen en cuenta las valoraciones de sus familias y de sus profesores, y aquí también se presenta un desequilibrio por sexos.“Los chicos se decantan por carreras con buenas perspectivas de empleo, aconsejados por las familias y, el núcleo familiar, en este momento, valora las matemáticas, que ya no son solo estudios vocacionales dirigidos a la docencia”, matiza Macho-Stadler.

La paradoja de la igualdad de género

En este entorno de alta competitividad entra en juego un concepto conocido como la paradoja de la igualdad de género (gender equality paradox, en inglés), que se produce cuando hay pocos desequilibrios entre ambos sexos. Como explica la matemática Elisa Lorenzo García, cuanto más igualitario en cuestiones de género sea un país, menos mujeres se dedicarán a la ciencia. Ahí está la paradoja.

A menos igualdad, menos desarrollo, menos valor se le da a la ciencia, peor se pagan estos trabajos y menos hombres quieren hacerlos, por lo que nos encontramos más mujeres”, describe la científica. Precisamente esa era la situación que se vivía en España con las matemáticas hasta que estas adquirieron más prestigio. Como revela una investigación publicada en PNAS, con esta paradoja de la igualdad, vuelven a ganar peso los estereotipos de género del tipo “las matemáticas no son para las chicas”.

Para evitar que vuelvan estos roles, las expertas recomiendan, tanto en casa como en clase, motivar y apoyar a las chicas cuando cursan estas asignaturas y fomentar la cooperación en lugar de la competitividad. “Hay que llevar a nuestras jóvenes la idea de que estudiar ciencias puras es conocer mejor el mundo, ser más libre, es muy apasionante y te da una formación para diseñar tu profesión”, alienta la matemática Alonso.

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