Demuestran que los plaguicidas sistémicos son una amenaza para la biodiversidad, según señala SEO/Birdlife. Un nuevo estudio, que analiza más de 800 trabajos científicos publicados previamente, confirma que los plaguicidas sistémicos son un riesgo grave para las abejas y otros polinizadores como las mariposas y afectan a invertebrados como las lombrices y a vertebrados como las aves.

Una revisión de la literatura científica publicada en los últimos años sobre los plaguicidas sistémicos o neonicotinoides confirma que están causando daños significativos a un gran número de especies de invertebrados beneficiosos y son un factor clave en el declive de las abejas. Según los autores del estudio, el uso de estos productos está teniendo un impacto similar al de los organofosfatos o el DDT (prohibidos precisamente por su impacto ambiental y sobre la salud) y el efecto va más allá de las tierras de cultivo. Lejos de asegurar la producción de alimentos, estos plaguicidas están amenazando la propia capacidad productiva a largo plazo, ya que reducen o eliminan los polinizadores y los controladores naturales de plagas, elementos clave del buen funcionamiento de los sistemas agrarios.
La preocupación sobre el impacto de los plaguicidas sistémicos o neonicotinoides en una amplia variedad de especies beneficiosas ha crecido en los últimos 20 años, pero hasta ahora las evidencias no habían sido consideradas concluyentes. Para realizar un análisis completo de la situación, el Task Force on Systemic Pesticides, un grupo internacional de científicos independientes que asesora a laUnión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), ha revisado durante cuatro años toda la literatura científica disponible, más de 800 estudios publicados en revistas científicas de alto impacto sometidas al sistema de revisión por pares.
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Este meta-análisis, el Worldwide Integrated Assessment (WIA), será publicado próximamente en el Journal Environment Science and Pollution Research. Su conclusión es que hay claras evidencias de que los plaguicidas sistémicos causan un impacto tan grave que exigen una imperiosa regulación de su uso.