Investigadores de la Universidad de Penn State (EEUU) creen que se está desperdiciando el potencial del sol como fuente de información. Por ello han creado un dispositivo, All-Seeing Eye, que recoge todo tipo de luz solar combinando imágenes parciales, utilizando después una red neuronal artificial para aislar únicamente los rayos solares directos. La información obtenida se podría aplicar a la mejora de la industria solar, la arquitectura paisajista o la agricultura.
Por todos es conocido el potencial del astro Rey como fuente de luz, calor y energía, lo cual posibilita la vida en la Tierra. Sin embargo, tres investigadores de la Universidad de Penn State, en Estados Unidos, creen que se está perdiendo su aprovechamiento como una valiosa fuente de información.
Mientras en la industria solar es habitual medir el potencial de los rayos del sol por su importancia para la producción de energía, muy pocos los utilizan para obtener información. Si se empieza a recopilar información adecuada se podría mejorar el rendimiento de los cultivos, para evaluar el riesgo de incendio en superficies con pendiente como las montañas, o para predecir patrones de calentamiento doméstico y generación de energía solar. Hasta el momento no se puede disponer de esos datos por el alto precio de la tecnología existente para capturar la direccionalidad de la luz solar sobre una base regular. El pirheliómetro es el instrumento que se utiliza para medir la irradiancia de un haz de luz solar, es decir, la cantidad total de energía solar que incide en un tiempo determinado sobre una superficie de área conocida. Con este aparato se puede medir el ángulo de luz solar directa con precisión, pero por lo general su precio supera los 18.000 euros. A ello hay que sumar la fragilidad del dispositivo, que incluye partes móviles que se pueden romper con facilidad, así como el mantenimiento regular que requiere.
El ojo que todo lo ve
En busca de soluciones, Brownson y los investigadores Vivek Srikrishnan y George Young crearon una herramienta más barata y con menos mantenimiento que un pirheliómetro. El resultado es All-Seeing Eye (ASE), que se podría traducir al español como el ojo que todo lo ve, un prototipo que ya están probando en la zona central de Pensilvania. ASE funciona de forma similar a la visión de un insecto con un cerebro humano simplificado. Cada ojo está formado por un conjunto de omatidios, cada uno de los cuales se comporta de forma independiente, generando imágenes parciales que se suman para obtener la imagen completa. Del mismo modo, el prototipo de Penn State dispone de cinco sensores que apuntan en diferentes direcciones, trabajando juntos al igual que los omatidios para crear la imagen final.