Un vermú ahumado con alma madrileña, sabor ahumado y dulzura floral se cuela en la escena gourmet. El IMIDRA y Licores Trampero han unido fuerzas para lanzar un licor tan original como arraigado. ¿Estamos ante una nueva joya del paladar local o una excentricidad de laboratorio?
Un brindis con identidad: nace el vermú ahumado de violeta
Madrid suma un nuevo protagonista a su carta de sabores. Se trata de un vermú inédito, con un toque ahumado y notas de caramelos de violeta, nacido de la mano del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) y producido por la destilería Licores Trampero de Alcalá de Henares. Con esta propuesta, la Comunidad de Madrid no solo experimenta con la innovación gastronómica, sino que también lanza un guiño a la memoria gustativa castiza.

De laboratorio a botella: una alianza público-privada con sabor local
El consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, ha sido testigo del proceso de producción durante una visita a las instalaciones de la destilería. En sus palabras, “este tipo de iniciativas refuerzan el compromiso del Gobierno autonómico con el sector agroalimentario, que representa el 4% del PIB regional, con casi 200.000 trabajadores y 1.500 empresas”.
Pero más allá de los números, la clave está en el modelo de cooperación: “Proyectos como este reflejan la importancia de la colaboración público-privada, un eje primordial en la estrategia de este Instituto Madrileño de Investigación para fomentar la innovación agroalimentaria”, añadió.
¿A qué sabe Madrid? Un vermú que evoca recuerdos y rompe moldes
Lo que diferencia a esta bebida no es solo su carácter innovador, sino su singular sabor. El dulzor de los clásicos caramelos de violeta —un emblema de la infancia madrileña— se combina con botánicos autóctonos y vinos seleccionados de la región, creando una mezcla que, aunque sorprendente, está profundamente arraigada en el imaginario local.
¿Podrá esta combinación seducir al consumidor más tradicional o será un producto reservado para paladares exploradores?
Edición limitada con sello de calidad
El primer lote está formado por 1.400 botellas, todas etiquetadas con la marca M Producto Certificado, el distintivo que respalda la calidad y trazabilidad de los productos agroalimentarios madrileños. Esta marca, creada por la Comunidad de Madrid, suma ya 505 empresas adheridas y más de 4.000 referencias en su catálogo.
El vermú de violeta ahumado llega así avalado por un marchamo oficial, lo que podría facilitar su entrada en el canal HORECA y en tiendas especializadas, pero… ¿será suficiente para consolidarse en el mercado?
Innovación con raíces: ¿moda pasajera o nuevo clásico?
Este lanzamiento plantea una cuestión que va más allá de lo gastronómico: ¿hasta qué punto puede la innovación conquistar sin perder de vista la tradición? El vermú es, por excelencia, una bebida con connotaciones sociales, con rituales muy arraigados. La incorporación de elementos como el ahumado o el aroma de violetas podría chocar con el gusto de quienes prefieren el sabor clásico y seco del vermú tradicional.
Sin embargo, también hay margen para un consumidor más curioso, dispuesto a probar y a dejarse sorprender. Quizá ese sea el verdadero público objetivo de esta apuesta.
Un pequeño paso para el paladar, un gran salto para el producto local
El hecho de que el vermú esté elaborado con ingredientes 100% madrileños no es casualidad. Es una muestra más del esfuerzo por poner en valor los recursos agrícolas y vinícolas de la región. Desde el viñedo hasta la copa, el recorrido de esta bebida se dibuja dentro del mapa de Madrid, lo que refuerza su valor como producto de proximidad.
Este enfoque entronca con una tendencia cada vez más valorada por el consumidor: saber de dónde viene lo que bebe, cómo se ha elaborado y quién está detrás. En ese sentido, el proyecto suma puntos.
¿Una joya gourmet o una rareza de temporada?
Aún es pronto para saber si este vermú logrará abrirse hueco entre los clásicos del aperitivo o si quedará como una curiosidad en los estantes de los paladares más atrevidos. Lo que está claro es que iniciativas como esta invitan a repensar el papel del sector agroalimentario madrileño como motor de innovación y orgullo regional.
Y usted, ¿lo probaría?