100 millones de años «atrapados» en el cuerpo de una mosca envuelta en el ambar de Teruel

Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en colaboración con el National Museums Scotland, en Edimburgo y el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) han descubierto una nueva especie de mosca en el ámbar de San Just (Utrillas, Teruel).

Según el artículo, publicado en la revista Cretaceous Research, se trata de dos ejemplares completos de menos de dos milímetros de longitud del extraño género Burmazelmira. A pesar de tener una antigüedad de 105 millones de años, se encuentran muy bien conservados.

Conservación de músculos tras millones de años

La conservación en el ámbar de San Just es tan excepcional que incluso los músculos de la pata se pueden observar por transparencia al microscopio. Burmazelmira grimaldii, así denominada, aumenta la larga lista de nuevas especies que se han descrito a partir del abundante ámbar del Cretácico de San Just.

Hasta ahora solo se conocían cinco especies de moscas del periodo Jurásico-Cretácico, al que pertenece la nueva familia. Hace más de 50 años se encontró un fósil incompleto de moscas en rocas del periodo Jurásico de Kazajistán que, por sus características, se clasificaron en un nuevo tipo de mosca, denominado Archizelmiridae. Ahora se sabe que está relacionada con las esciáridas o “moscas del mantillo”, muy abundantes en la actualidad.

En 2003 aparecieron más fósiles, esta vez conservados en ámbar. Fue entre los ejemplares inmersos en este tipo de resina fósil del periodo Cretácico en la República de la Unión de Myanmar, antigua Birmania, entre los que se descubrió una nueva especie de mosca, Burmazelmira aristic.

Sus antenas, con la base en forma de copa invertida y el extremo en forma alargada, eran la característica que las distinguía del resto de integrantes de la familia, con segmentos más o menos cilíndricos.

Así eran las antenas de la nueva mosca de Teruel

Las antenas de la nueva mosca de San Just, muestran una interesante fase intermedia en la evolución del grupo. “La copa basal ya se ha formado y el extremo es alargado”, explica Antonio Arillo, uno de los tres coautores y científico de la UCM. “Pero entre medias aún están presentes algunos segmentos cilíndricos”, añade. Se trata, por tanto, de una evolución entre una antena primitiva y otra más moderna.

Uno de los ejemplares muestra un ácaro parásito adherido a una pata a través de sus piezas bucales. “Contactaron con una emisión de resina cuando la mosca estaba volando, por lo que se puede decir que el ácaro quedó conservado in fraganti alimentándose, en un raro ejemplo del registro fósil”, indica Enrique Peñalver, otro de los coautores e investigador en el IGME.

Aurora Cancela Pérez
Aurora Cancela Pérezhttps://www.cronicanorte.es
Aurora Cancela Pérez, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Colmenar Viejo. Es redactora en Crónica Norte desde 2017. Apasionada de la información local y los viajes.

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