Para muchos foráneos, la Comunidad de Madrid es poco más que la gran metrópoli que rodea a a la capital. Sin embargo, esta región tiene mucho más que ofrecer que los numerosos atractivos de la Villa.
Y es precisamente esa cercanía a la gran ciudad, con sus buenas comunicaciones, lo que convierte a la Comunidad de Madrid en un territorio con un amplio potencial. La región cuenta con un rico patrimonio de fincas rústicas que se pueden aprovechar para generar riqueza económica desde sectores muy variados: de la agricultura sostenible al turismo rural pasando por las energías renovables o los proyectos de cooperación y emprendimiento local.
En un momento, especialmente tras la pandemia, en el que mucha ciudadanía ve con muy buenos ojos vivir en un entorno donde pueda respirar un aire más limpio, con menos estrés derivado del tráfico y con una concepción más pausada del tiempo, te animamos a interesarte por estas fórmulas de aprovechamiento y disfrute de los espacios rurales, encuentra un terreno rustico en madrid y sácale el máximo partido con alguno de los siguientes usos.
Agricultura sostenible y producción local
Hasta la propia Comunidad de Madrid es consciente de su riqueza rural y agrícola, y de hecho, para muestra un botón. El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra), dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura, puso hace meses a disposición de los madrileños un total de 680 hectáreas de terreno rústico con el objetivo de mantener un campo vivo, productivo y dar viabilidad a cultivos tradicionales.
El Gobierno regional informaba de que las fincas rústicas oscilan entre los 2.000 metros cuadrados y las 26 hectáreas, estando muchas de ellas situadas en la zona sur de la comunidad, entre Aranjuez y Colmenar de Oreja. En el entorno de Aranjuez, por ejemplo, existe una amplia tradición de huertas, ya que es un área muy bien irrigada naturalmente debido a la confluencia de los ríos Tajo y Jarama.
La región, a pesar de no tener un reconocimiento agrícola tan notorio como otros territorios en España, es un escenario idóneo para cultivos como la vid, el olivar, los espárragos y las fresas. De hecho, la Comunidad de Madrid cuenta con varias denominaciones de origen en estos cultivos.
Turismo rural y experiencias auténticas
Un segundo uso para una finca rústica es destinarla al turismo rural y las experiencias más pegadas al sector primario. De hecho, este apartado está muy vinculado al primero, ya que la comunidad es el escenario de celebración de numerosos mercados y ferias agrícolas que también son el punto de partida para esta actividad. El Mercado de la Cebada en Madrid, el Mercado de la Huerta de Chamberí o la Feria de la Primavera en Aranjuez son eventos imprescindibles a lo largo del año.
A esto hay que sumar localidades emplazadas en plena Sierra de Guadarrama que son todo una delicia visual. Cercedilla ofrece sus tradicionales oficios, con artesanos que practican una actividad casi ya extinta y que continúa viva gracias a su fiel compromiso. A su vez, la Feria Gastronómica del municipio es la mejor oportunidad para degustar platos típicos.
Y fuera de la sierra, el listado de pueblos en los que aprovechar las potencialidades del turismo rural es más que extenso: Patones de Arriba, Buitrago del Lozoya, Chinchón, Gandullas o Manzanares el Real son solo algunos ejemplos.
Energías renovables y proyectos sostenibles
La tercera propuesta es la que tiene que ver con proyectos sostenibles vinculados al aprovechamiento de los recursos naturales para obtener energía renovable. En un clima que cada vez es más seco y más árido, y ante la necesidad urgente de reducir la dependencia de combustibles fósiles, son muchos propietarios los que ven viabilidad en la instalación de placas fotovoltaicas o aerogeneradores para conseguir energía eléctrica.
Por supuesto, esto tiene que ir de la mano con estudios de viabilidad económica y con un respeto máximo por los entornos naturales. Muchas de estas instalaciones reciben, además, el visto bueno de las administraciones, con programas de apoyo e incentivos para promover esa transición a una economía más limpia.
En este grupo de acciones no podemos olvidar la biomasa, que a su vez pueden ir de la mano de programas de concienciación ambiental, fomento del turismo rural e impulso de las tradiciones locales.
Cooperación y proyectos de desarrollo
Por último, todas estas oportunidades se pueden resumir en esta última iniciativa que aúna el espíritu de este acercamiento a la Comunidad de Madrid, a su tradición más histórica. Esta región, con la Villa como espacio que atrae talento, siempre ha vivido de lo que tiene a las afueras.
Las cooperativas agrícolas y los grupos de productores son la alternativa a las grandes empresas. El propio gobierno regional mantiene activas ayudas a la agricultura y la ganadería ecológica. Un ejemplo de la apuesta por esta forma de riqueza económica la encontramos en Madrid Rural, un gran mercado que está pensado para que el pequeño y mediano agricultor madrileño pueda crecer.
Todos los alimentos a la venta en este espacio proceden de pequeñas y medianas exportaciones, con la garantía de identificación de Madrid Rural en sus etiquetas. La iniciativa agrupa actualmente a más de 50 agricultores y es una forma más de sumar potencial a las fincas rústicas.