Julián Parra, vecino de Tres Cantos e ingeniero químico con amplia experiencia en el diseño y construcción de estas instalaciones en Europa, ofrece su visión sobre esta tecnología en una entrevista con Crónica Norte. A pesar del desconocimiento general, el especialista asegura que las plantas de biometano son complejos industriales altamente regulados y seguros.
La proyectada planta de biogás o biometano en Colmenar Viejo ha provocado un intenso debate vecinal, alimentado principalmente por la falta de información clara sobre esta tecnología de biotecnología renovable. Para abordar estas preocupaciones desde una perspectiva experta e imparcial, Crónica Norte ha conversado con Julián Parra, un ingeniero químico que reside en Tres Cantos y con una dilatada trayectoria en el diseño, construcción, operación y optimización de plantas de biogás en diversos países europeos como Hungría, Irlanda y Eslovenia. Parra, quien asegura no tener ninguna conexión con el proyecto específico de Colmenar Viejo, se ha ofrecido a compartir sus conocimientos.
La principal inquietud de los vecinos a menudo gira en torno a la seguridad. Julián Parra enfatiza que estas instalaciones son complejos industriales que deben cumplir con una estricta y amplia regulación.

Crónica Norte
Nos hemos venido hasta un parque de Tres Cantos para hablar de la tecnología de las plantas de biometano y biogás. Entre otras cosas, queremos saber más, tener más conocimiento. Y da la casualidad de que Julián Parra, que tengo a mi lado, es vecino de Tres Cantos, ingeniero químico y lleva toda su vida —ahora que me corrija él— diseñando y construyendo plantas de biogás en Europa, alguna de ellas, por poner un ejemplo, en Hungría.
Bueno, lo primero: Julián Parra, bienvenido a Crónica Norte.
Julián Parra
Muchas gracias, Ángel.
Crónica Norte
Julián se puso en contacto con nosotros porque quería aportar sus conocimientos para hablar de toda esta tecnología. A mí, Julián, una de las cosas que más me llama la atención de este asunto es que, en general, la población sabe muy poco de esta tecnología. Pero parece que hay mucha ideología detrás, que a veces enturbia el debate. Tú has diseñado, por ejemplo, una planta de biogás en Hungría, ¿no?
Julián Parra
Sí. Mi experiencia es de diseño, operación, construcción y optimización de plantas de biogás en diferentes países de Europa: Hungría, Irlanda, Eslovenia…
Crónica Norte
Y ahora eres vecino de Tres Cantos, pero no tienes nada que ver con la planta de biogás que podría construirse en el futuro en Colmenar Viejo.
Julián Parra
No, no tengo ninguna conexión con ese proyecto. Solo lo conozco, he leído sobre él y, bueno, soy vecino de Tres Cantos.
Crónica Norte
¿Tú estarías perfectamente tranquilo viviendo junto a una planta de biogás?
Julián Parra
Perfectamente tranquilo.
Crónica Norte
Vamos a hablar precisamente del tema de la seguridad, porque se dicen muchas cosas. Hace unos meses entrevistamos a un catedrático en Cádiz que también nos hablaba de que no había ningún problema y de que hay miles de plantas en Europa. Cuéntanos un poco tu experiencia con la seguridad de las plantas que has diseñado y conocido en Europa.
Julián Parra
Una planta de biogás o de biometano es un complejo industrial, y así es como debe verse. En la Unión Europea hay que cumplir con muchas regulaciones: de seguridad, medioambientales, de diseño de tuberías, de selección de equipos, ventiladores, bombas, digestores… Todo está estrictamente regulado, y eso las hace muy seguras.
Hay normativas sobre atmósferas explosivas que se deben cumplir, y no representan ningún peligro para la comunidad. Por ejemplo, en una de las instalaciones que diseñé había tanques de etanol cerca, pero cumpliendo toda la normativa de seguridad no había ningún problema.
El sistema es seguro y cuenta con válvulas de alivio, de seguridad, antorchas… Todo lo propio de un complejo industrial. Personalmente, veo las plantas de biogás como plantas industriales de biotecnología. Es biotecnología pura dentro de los digestores, y se diseñan cumpliendo la normativa europea, sin representar peligro alguno ni para el personal ni para las comunidades vecinas.
Crónica Norte
Me ha llamado la atención eso que has dicho: que había al lado de una planta unos tanques de etanol. ¿Cómo era eso exactamente?
Julián Parra
Sí, muy cerca. La planta de biogás tenía antorchas a 50 metros de los tanques de etanol. ¿Y por qué no representa peligro? Porque, cuando se diseña una planta de biogás, se debe cumplir con todas las normas de seguridad sobre atmósferas explosivas. Se realizan estudios específicos que garantizan que las instalaciones son seguras y que no afectarán a los tanques vecinos, ya sean de etanol, gasolineras u otras industrias próximas.
Crónica Norte
En el caso de Colmenar Viejo, por ejemplo, se habla de que la planta estaría a un kilómetro y medio de las zonas de viviendas y relativamente cerca de una gasolinera. ¿Crees que eso supondría algún problema?
Julián Parra
No. Una vez realizados los estudios de seguridad y cumplida la normativa, no hay ningún problema, ni por la proximidad a viviendas ni por la gasolinera cercana.
Crónica Norte
Sigamos con lo que mencionabas antes sobre el proceso biotecnológico. De forma resumida, ¿cómo funciona una planta de este tipo?
Julián Parra
En los digestores se produce biogás, que es una mezcla de metano y CO₂. Puede tener aproximadamente un 50 % de metano y un 50 % de CO₂, aunque depende de los residuos que se traten. El biometano es el resultado de purificar ese biogás eliminando el CO₂, un proceso que en inglés se llama biogas upgrading.
A las plantas llegan residuos orgánicos —urbanos, industriales o agroindustriales— y allí actúan bacterias que realizan cuatro principales reacciones biotecnológicas, convirtiendo esos residuos en metano y CO₂. El metano se purifica e inyecta a la red de gas natural.
Estas plantas son una oportunidad única: permiten el tratamiento de residuos orgánicos, contribuyen a la seguridad energética, generan biofertilizantes, promueven el desarrollo local y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
Crónica Norte
Por un lado producen energía y, por otro, biofertilizantes. Bajo este punto de vista, y teniendo en cuenta las estrictas normas de seguridad de la Unión Europea, ¿dónde está el problema, desde un punto de vista de sentido común?
Julián Parra
Entiendo que la comunidad tenga inquietudes por posibles olores, por el tráfico de camiones o por el temor a que bajen los precios de las viviendas. Pero en realidad son desarrollos industriales que aportan beneficios y desarrollo a la comunidad. Yo, por ejemplo, he invertido en Tres Cantos y no tengo ninguna preocupación por el valor de las viviendas.
Crónica Norte
Hablando del tráfico de camiones, esa es otra cuestión que preocupa. Aquí ya existe una mancomunidad de residuos que trae camiones desde varias localidades del norte para verterlos en el vertedero. Supongo que serían los mismos camiones los que, en lugar de ir al vertedero, llevarían parte de los residuos a la planta.
Julián Parra
Exactamente. Y además, un residuo orgánico que se deposita en un vertedero sin tratar genera metano, que tiene entre 28 y 30 veces más potencial de efecto invernadero que el CO₂. Las plantas de biogás recogen esos residuos, los tratan y convierten ese gas en biometano, que se aprovecha en la red de gas natural.
Por tanto, el tráfico de camiones sería muy similar al actual, solo que los residuos del contenedor marrón se desviarían antes para su tratamiento en una nave cerrada de la planta.
Crónica Norte
Tú que tienes experiencia en Europa y has diseñado varias de estas plantas, ¿cómo ha sido allí la reacción de los vecinos? Porque aquí la oposición parece mucho mayor, incluso desde colectivos ecologistas.
Julián Parra
En Europa las distancias a zonas residenciales varían: algunas plantas están a 350 metros, otras a 550, y en algunos casos incluso a 50 metros. La clave está en que los proyectos garanticen la mínima afección posible. En el caso de Colmenar Viejo, a 1,5 kilómetros, el impacto sería muy pequeño. Con el tiempo, las comunidades suelen ver los beneficios de estas plantas y esa reacción inicial se va diluyendo conforme perciben su desarrollo y seguridad.
Crónica Norte
En cuanto haya más conocimiento sobre cómo funcionan realmente estos procesos industriales…
Julián Parra
Exactamente. Con conocimiento y transparencia, cuando las personas comprendan cómo se diseñan y operan estas plantas, esa corriente adversa puede transformarse en aceptación o incluso en apoyo.
Crónica Norte
Otra cuestión de la que se habla mucho es el tema de los olores. ¿Cuál es tu experiencia?
Julián Parra
El tema de los olores es fundamental. Estas plantas funcionan como cualquier otra industria: llega una materia prima, se procesa y se obtiene un producto. En este caso, los residuos orgánicos.
La clave está en manejar correctamente la materia prima y el digestato final. Ambos deben almacenarse en tanques o lagunas cubiertas, nunca al aire libre. Por ejemplo, sé que el proyecto de Colmenar Viejo prevé recibir los residuos en una nave cerrada, con presión controlada para evitar emisiones de olor.
Durante el proceso se generan algunos gases como el H₂S, pero se controlan dentro de los digestores o mediante filtros de carbón activado y biofiltros. Si un proyecto se diseña bien, los olores se minimizan al máximo.
Crónica Norte
La normativa europea, entonces, garantiza que el diseño sea correcto.
Julián Parra
Sí. Antes de inyectar biometano a la red de gas natural, hay especificaciones muy estrictas sobre el contenido de agua, H₂S y oxígeno, entre otros. Todo se controla durante el proceso. Además, las normativas abarcan desde las atmósferas explosivas hasta el diseño de tuberías, válvulas, compresores y equipos, para garantizar la seguridad y la calidad del gas.
Crónica Norte
Escuchándole a usted, y recordando la entrevista con el catedrático de Cádiz, tengo la sensación de que el problema es, sobre todo, el desconocimiento de cómo funcionan estas plantas.
Julián Parra
Exactamente, Ángel. Yo creo que esa es la principal razón: el desconocimiento. Pero, desde mi punto de vista, son una oportunidad única para la seguridad energética, el tratamiento de residuos, la reducción de emisiones y el desarrollo rural. Son auténticas plantas de biotecnología, y poco a poco ese desconocimiento se irá disipando.
Crónica Norte
Seguramente, conforme los proyectos avancen en España, como en el resto de Europa, la gente tendrá más conocimiento. Ese es precisamente el motivo por el que estoy aquí escuchándole: porque creo que es importante dar voz a todos.
Julián Parra
Así es. Y, como vecino de Tres Cantos, estoy abierto a seguir teniendo este tipo de conversaciones e informando a la comunidad. En este caso hablo no como diseñador o desarrollador, sino como vecino.
Crónica Norte
Y vecino, además, con experiencia directa. Usted ahora se dedica a otras cosas, pero no tiene ninguna relación con la planta.
Julián Parra
Así es. No tengo nada que ver con este proyecto. Las plantas que he diseñado son tres, cuatro o cinco veces más grandes que esta, y llevan ya cinco o seis años funcionando con resultados muy positivos.
Crónica Norte
Pues Julián Parra, ingeniero químico, vecino de Tres Cantos y de origen colombiano —si no me equivoco—, ha sido un placer que se haya puesto en contacto con nosotros y que hayamos podido mantener esta conversación. Porque todo conocimiento nos ayuda a entender mejor las cosas.
Julián Parra
Muchas gracias, Ángel. Muchas gracias por la invitación. Estoy abierto a cualquier tipo de preguntas que puedan surgir.
Crónica Norte
Muchas gracias.










