La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), advierten que el consumo medio de pescado fresco ha descendido a menos de 2 veces por semana. Sin embargo, recomiendan que la presencia de pescados y mariscos en cualquiera de sus formatos —frescos, congelados o conservas, marinos o fluviales— alcance un consumo de entre tres y cuatro raciones por semana.
En estos momentos, la crisis ha hecho que la frecuencia del consumo doméstico de pescados frescos se haya desplomado hasta 1,7 veces por semana, de modo que la brecha entre el pescado fresco que queremos consumir y el que consumimos realmente se abre cada vez más, siendo las clases desfavorecidas las que más están acusando el descenso en las raciones de pescados frescos consumidas en el hogar.
Descenso del consumo de pescado fresco en casa
Aunque los consumidores españoles conocen las ventajas nutricionales y culinarias de la incorporación de pescados a su alimentación —el 73,5% de los encuestados afirma que le gustaría superar la barrera de las dos raciones de pescados frescos a nivel doméstico semanales—, en un 65,4 % de los casos no lo hacen, según aseguran, por razones económicas. En las franjas más desfavorecidas de la población, este porcentaje se eleva hasta el 76,8 %.
El perfil del consumidor más intenso de pescado fresco en casa, que llega a las dos raciones semanales, sería un hogar residente de las zonas Norte, de un nivel socio económico alto/medio-alto y medio y con hijos. Por el contrario, los segmentos de población más alejados los forman los domicilios de personas con un nivel socioeconómico bajo/medio-bajo, sin hijos, de la zona noreste y entre 50 a 65 años.
