Un estudio dirigido por un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid establece recomendaciones sobre dónde ubicar los viñedos para obtener uvas y vino de calidad
La disponibilidad de la reserva de agua del suelo, que determina el agua disponible para la vid durante el desarrollo de la uva, explica las diferencias de producción y de la calidad de la uva y del vino. Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Instituto de la Ciencia de la Vid y el Vino (ICVV), la Universidad de Lleida (UdL) y liderado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
La profundidad y la retención de agua, útiles para seleccionar suelos más favorables
El trabajo constata que la descripción completa del perfil del suelo con su profundidad de enraizamiento y la determinación de las capacidades de retención de agua disponibles pueden ser útiles para la selección de los suelos más favorables para la obtención de uvas de calidad en las condiciones climáticas actuales. Además, en un escenario de cambio climático donde el agua del suelo podría disminuir debido a los cambios en las precipitaciones y al aumento de la demanda de evapotranspiración, se debe considerar la ubicación de los viñedos en suelos con mayor capacidad de retención de agua disponible.
Investigación en parcelas de viñedo Tempranillo en Uruñuela
La investigación ha consistido en un estudio de campo realizado durante cinco años en parcelas de viñedo Tempranillo del término municipal de Uruñuela. Los resultados obtenidos señalan que los suelos con menor reserva de agua (menos de 60 litros por m2) tuvieron durante el periodo de crecimiento y maduración de la uva niveles de agua disponible que implicaban un estrés hídrico de la vid de moderado a severo, mientras que los suelos con mayor reserva (más de 120 litros por m2) en este mismo periodo presentaron niveles más altos de agua disponible que no implicaban estrés hídrico moderado.
Los viñedos con suelos con menor reserva de agua presentaron una menor producción de uva
Las diferencias en el agua disponible y el estrés sufrido explican que los viñedos con suelos con menor reserva de agua presentaran una menor producción de uva y que los mostos y vinos tuvieran un mayor contenido de polifenoles y antocianos (aportan color, sabor y aroma al vino tinto) que en las parcelas con mayor reserva de agua. Estos incrementos de contenidos de polifenoles y antocianos implican una mayor calidad del vino obtenido en las parcelas con menor reserva de agua.
Como señala Fernando Peregrina, el director del trabajo, “nuestra investigación ha mostrado con datos de campo reales la importancia del estudio del suelo para determinar su capacidad de reserva de agua y así conocer la influencia del suelo en la producción de la vid y en la calidad del vino”. Una aplicación importante de estos resultados será la posibilidad de elegir el suelo para las nuevas plantaciones de viñedo en función de la reserva de agua, de forma que estos viñedos se puedan adaptar al cambio climático, no tengan un exceso de producción y den una mejor calidad de vino. “Por ejemplo, se podrían seleccionar los suelos que tengan suficiente reserva de agua para compensar la reducción de agua disponible por las mayores temperaturas y mayor evapotranspiración que genera el cambio climático. Pero que a su vez estos suelos no tengan una reserva de agua muy elevada que causen excesos de producción y pérdida de la calidad del vino”, concluye el investigador.