En solo unas décadas, los videojuegos han pasado de ser una actividad subcultural a un fenómeno masivo, alcanzando los 20 millones de jugadores en España en 2023. Un dato revelador, según la Asociación Española del Videojuego (AEVI), muestra que más del 85 % de las personas de entre 15 y 24 años se sumergen en este ocio, con una distribución casi equitativa entre hombres y mujeres (51 % y 49 %). Pero dentro de este universo, hay un fenómeno que destaca: los videojuegos multijugador.
El concepto de multijugador ha existido desde los primeros días de los videojuegos. Aunque hoy en día asociamos este tipo de juegos con plataformas online y grandes competiciones de eSports, los juegos multijugador no son algo nuevo. De hecho, los primeros títulos de este tipo se jugaban en máquinas recreativas de los años 80 y 90, donde varias personas se reunían para compartir una experiencia en una misma pantalla.
Joan Arnedo, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en diseño y programación de videojuegos, destaca que el modo multijugador permite a los jugadores disfrutar de la experiencia de juego de una manera mucho más rica que al jugar en solitario. Juegos como Street Fighter o Mario Kart, por ejemplo, ofrecen una dinámica completamente diferente cuando se juegan contra otras personas, proporcionando una experiencia social única.
Videojuegos: la nueva forma de socializar
Lo que muchos no saben es que los videojuegos multijugador no son solo una modalidad en línea. Si bien es cierto que muchos de los grandes títulos actuales se juegan en línea, los juegos multijugador locales, como los clásicos que compartían amigos y familiares en una consola en casa, siguen siendo una opción muy popular. «Jugar con más jugadores no solo hace que el juego sea más entretenido, sino que también crea un vínculo social que no tiene paralelo con la experiencia en solitario», comenta Laura Cerdán, profesora de Psicología en la UOC.

Este tipo de experiencias, que se llevan a cabo con amigos, familiares o incluso desconocidos en línea, se han convertido en una herramienta clave de socialización. No es solo el juego en sí, sino las interacciones que surgen a través de él, las cuales pueden fortalecer amistades y crear nuevas conexiones.
¿Puede el videojuego reemplazar el contacto físico?
Uno de los aspectos que genera debate entre expertos es si los videojuegos multijugador pueden sustituir o no las relaciones cara a cara. Según un estudio de Samsung, el 46 % de los jugadores españoles interactúan con otras personas en línea, y un 28 % lo hace al menos una vez al mes. Aunque esta modalidad de juego fomenta el contacto entre personas de diferentes lugares, los expertos como Cerdán advierten que no debe verse como una sustitución del contacto físico.
«Es fundamental encontrar un equilibrio. Los videojuegos deben complementar las interacciones sociales más tradicionales, no sustituirlas«, explica Cerdán. La interacción digital, aunque enriquecedora, carece de ciertos elementos fundamentales de la comunicación humana, como las expresiones faciales y el lenguaje corporal.
El lado oscuro: ¿los videojuegos pueden ser adictivos?
El uso desmedido de los videojuegos es otra de las preocupaciones más relevantes en torno al fenómeno del ocio digital. En España, el tiempo medio de juego semanal es de 7,7 horas, aunque los más jóvenes pueden llegar a triplicar esta cifra. De acuerdo con la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), un 5,1 % de los jóvenes de entre 14 y 18 años podrían sufrir un trastorno por uso excesivo de videojuegos, aunque esta cifra ha disminuido con respecto a años anteriores.
Joan Arnedo recalca que, aunque algunos juegos multijugador se diseñan con un fuerte componente adictivo, no todos los videojuegos tienen este impacto. «El peligro no está en el videojuego en sí, sino en las estrategias comerciales que buscan mantener a los jugadores conectados durante más tiempo», comenta Arnedo. Es esencial que los padres y tutores se informen bien sobre los juegos a los que sus hijos están accediendo para poder evaluar los posibles riesgos.
Los videojuegos como herramienta educativa y social
Más allá del entretenimiento, los videojuegos multijugador también ofrecen oportunidades para el desarrollo social y cognitivo. «Los juegos de equipo, como los de rol o de estrategia, fomentan habilidades como el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la toma de decisiones», explica Arnedo. Además, los videojuegos pueden ser un punto de encuentro para personas que de otro modo tendrían dificultades para interactuar en el mundo físico. Algunos jóvenes, por ejemplo, encuentran en los videojuegos multijugador un espacio donde pueden desarrollar su liderazgo y competencias sociales, algo que se valora incluso en sus currículos.

El videojuego no es solo una forma de ocio, sino una nueva forma de vivir y relacionarse. En un entorno globalizado, los videojuegos multijugador permiten conexiones que van más allá de las fronteras físicas y culturales, creando comunidades virtuales que tienen un impacto profundo en el mundo real.
Moderación y equilibrio
Como en cualquier actividad, la moderación es clave. Si bien los videojuegos ofrecen numerosas ventajas, tanto sociales como cognitivas, es importante mantener un equilibrio saludable entre el ocio digital y las actividades tradicionales. Los expertos coinciden en que los videojuegos no son inherentemente peligrosos, sino que depende de cómo se gestionen.