El cráneo humano esconde microcanales que podrían ser claves en enfermedades neurológicas

El investigador Emiliano Bruner, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha estudiado casi un centenar de cráneos de mediados del siglo pasado para describir con detalle estos diminutos canales. Hasta ahora solo se habían detectado con aparatos médicos muy avanzados, pero este trabajo ha logrado observarlos de manera directa y ofrecer la primera descripción clara de cómo son y dónde se encuentran.

Canales diminutos pero muy importantes

Estos canales, llamados microforámenes, son aberturas muy pequeñas, de menos de dos milímetros, que conectan el interior del hueso del cráneo con la parte que está en contacto con el cerebro. A simple vista pueden pasar desapercibidos, pero podrían desempeñar funciones esenciales para la salud.

Cada persona tiene un patrón diferente

El estudio demuestra que la cantidad y la distribución de estos canales no es igual en todas las personas. Algunos cráneos muestran solo unos pocos, mientras que otros tienen cientos. Aparecen sobre todo en la parte superior de la cabeza, a lo largo de la línea que une ambos lados del cráneo, y también cerca de las zonas por donde pasan importantes vasos sanguíneos.

Qué papel pueden desempeñar

Aunque todavía no hay una respuesta definitiva, se barajan varias posibilidades. Una es que estos canales permitan el paso de células de defensa hacia el cerebro para protegerlo de infecciones o inflamaciones. Otra hipótesis es que contribuyan a mantener la temperatura del cerebro estable, evitando un exceso de calor. También se cree que podrían estar relacionados con el sistema que se encarga de limpiar las toxinas acumuladas durante el sueño, un proceso esencial para el buen funcionamiento de la mente.

Si este sistema falla, podría estar relacionado con enfermedades como el Alzheimer, los ictus o la depresión.

cráneo

Una pista sobre nuestro pasado

El hallazgo también tiene un interés especial desde el punto de vista de la evolución humana. Canales muy similares se han encontrado en fósiles de especies que vivieron hace cientos de miles de años, como el Homo antecessor o los neandertales. Esto indica que estas estructuras han acompañado a los seres humanos desde tiempos remotos y que probablemente jugaron un papel importante en nuestra supervivencia.

Lo que queda por investigar

Ahora el reto es seguir estudiando estos canales con técnicas más avanzadas para saber si influyen de manera distinta según la edad, el sexo o el origen de las personas. También se quiere entender mejor cómo varían entre especies humanas y qué papel han tenido en nuestra evolución.

Lo que sí está claro es que estos diminutos canales, casi invisibles, podrían esconder claves decisivas sobre la salud y el funcionamiento del cerebro.

Paula de Marcos Aragón
Paula de Marcos Aragónhttp://www.cronicanorte.es
Paula de Marcos Aragón, periodista, licenciada en Ciencias de la Información y vecina de Algete. Es redactora en Crónica Norte desde 2021.

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