Investigadores de la Universidad de Granada desarrollan un método pionero para anticipar el declive muscular en personas mayores a partir de un movimiento cotidiano.
Sentarse y levantarse de una silla. Un gesto que parece trivial puede convertirse en una herramienta clave para detectar de forma temprana la pérdida de fuerza y funcionalidad en personas mayores. Eso es precisamente lo que ha demostrado un equipo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR), que ha diseñado un innovador procedimiento para medir la potencia muscular a partir de este sencillo movimiento.
El nuevo protocolo, desarrollado por expertos del grupo IDAFISAD-642 y del Laboratorio Strength and Conditioning de la Facultad de Ciencias del Deporte, permite evaluar el estado del sistema neuromuscular de personas mayores de 60 años de forma objetiva, segura y sin grandes esfuerzos físicos.
¿Cómo funciona el test?
La clave del estudio está en combinar el gesto de sentarse y levantarse con un dinamómetro electromecánico funcional, una herramienta que mide la fuerza aplicada durante el movimiento. De esta forma, se obtiene información en tiempo real sobre la velocidad, la fuerza y la potencia del tren inferior, factores fundamentales para valorar el estado físico de una persona.
Durante la investigación, publicada en la revista Experimental Gerontology, 113 voluntarios divididos en dos grupos de edad (entre 40 y más de 60 años) realizaron cinco repeticiones del ejercicio bajo cargas progresivas. Los datos recogidos permitieron calcular tres parámetros clave: la fuerza máxima teórica, la velocidad máxima teórica y la potencia general.
Los resultados fueron claros: las personas mayores obtuvieron valores significativamente inferiores en todos los indicadores, lo que confirma el deterioro progresivo de la función muscular con la edad.

Un avance accesible y útil para todos
A diferencia de otras técnicas que requieren esfuerzos máximos o equipamiento complejo, este método emplea un gesto natural y cotidiano, ideal para personas con movilidad limitada o en entornos donde la seguridad es una prioridad.
Este enfoque lo convierte en una herramienta especialmente útil para su uso en clínicas, residencias, centros comunitarios o programas de envejecimiento activo, donde se requiere agilidad, eficacia y poco margen para el error. Además, evita la fatiga excesiva, facilitando su repetición y seguimiento a lo largo del tiempo.
Más allá de la prueba: salud, prevención y calidad de vida
Este procedimiento no solo mide el estado muscular: también actúa como un marcador fiable de salud musculoesquelética. Los valores obtenidos en la prueba han demostrado una fuerte correlación con otras evaluaciones de calidad de vida y rendimiento físico, lo que refuerza su potencial como herramienta preventiva frente a caídas y lesiones.
En una población cada vez más envejecida, donde la pérdida de autonomía afecta directamente al bienestar, poder anticiparse a este deterioro puede marcar la diferencia entre una vejez activa y una dependencia prematura.
Un paso más en la lucha contra el envejecimiento funcional
El trabajo forma parte de la tesis doctoral de Daniel Jiménez Lupión, dentro del programa de Biomedicina de la Universidad de Granada. Dirigida por los doctores Luis Javier Chirosa Ríos y Daniel Jerez-Mayorga, la investigación propone una nueva forma de evaluar la calidad muscular y el riesgo de caídas en personas mayores, integrando ejercicio y tecnología para prolongar la autonomía en la tercera edad.
En definitiva, este estudio ofrece una herramienta eficaz, económica y no invasiva para abordar un problema de salud pública: la pérdida progresiva de fuerza con la edad. Un problema silencioso que ahora se puede vigilar con un simple movimiento y mucha ciencia detrás.











